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domingo, 30 de diciembre de 2012

Capitulo12

Una vez se hubo tranquilizado comenzó a contarle a su amiga lo que había pasado.
-Lo peor ha sido cuando ha intentado restarle importancia como si aquello fuera de lo más natural ¡No me lo podía creer!-Sila intento animarla.
-Ahora lo que tienes que hacer es secarte las lagrimas, llevamos un buen rato aquí y los demás se estarán preguntando donde estamos.
Katia hizo caso a su amiga y también la pidió que por favor no contara nada de lo que había pasado, no quería que los demás lo supieran. Cuando las vieron venir todos se acercaron, no paraban de hacer preguntas a Katia y ella las esquivaba todas, al ver que no había manera de sacarle nada del encuentro con Kevin, desistieron, el resto de la tarde la dedicaron ha divertirse.
Llegó el Domingo y después del desayuno cada uno se fue de nuevo a su habitación a terminar de hacer el equipaje, a los que mas cerca vivían del campus  les iban a ir a recoger sus familias ese mismo día, otros se iban el lunes a primera hora en el tren, los que se iban en pocas horas habían quedado en el vestíbulo con el resto para despedirse. Katia pensó que durante el día Kevin la llamaría, pero pasaban las horas y nada, ni un triste mensaje.
-Creí que era diferente,-pensó-que decepción me he llevado, ahora lo que debo hacer es no volver a pensar en el.
Su amiga interrumpió sus pensamientos, venia a decirla que ya estaban todos abajo esperando para despedir a los que se iban, después de los abrazos y los besos a los que se marchaban, los que quedaron se juntaron en el vestíbulo a charlar un rato hasta la hora de acostarse.
Ya estaban todos  preparados con sus maletas en la estación esperando el tren que les llevaría a cada uno a su destino y mientras esperaban se contaban historias para que se hiciera mas corta la espera. Cuando llegaron Sila y Katia subieron y se dirigieron al coche cama, el trayecto era largo y preferían ir cómodas, pensaron que seguramente debido al madrugon se quedarían dormidas por lo menos hasta la mitad del trayecto, esperaron a que el tren echara a andar para acomodarse y durante la primera media hora charlaron un rato, pero debido al madrugon enseguida les venció el sueño. Katia soñó que Kevin la llamaba y la pedía perdón, Sila, por su parte, que sus padres la agobiaban con preguntas y no podía respirar. El tren estaba a punto de entrar en la estación y las dos amigas agarraron sus maletas y se acercaron a la puerta, miraban a través de la ventanilla buscando a su familia, allí estaban esperándolas los padres, la madre de Sila al verla se puso como loca, echó a correr hacia su hija, no dejaba de abrazarla y besarla como si en vez de casi tres meses hubiera pasado una eternidad. Sila llevaba la maleta en la mano y casi no podía moverse, parecía que su madre se había quedado pegada a ella, no dejaba de pronunciar su nombre, no hacia mas que preguntarla cosas sin que a la joven la diera tiempo a abrir la boca.
-Mama por favor déjame ya-decía mientras buscaba la manera de soltarse de su madre.
-Perdona hija pero es que tenía tantas ganas de verte.
-Lo se pero es que estoy cansada y quiero irme a casa.
La mujer se soltó y miró a su hija.
-Tienes razón hija, habéis tenido un viaje muy largo y querréis descansar
Caminó hacia su padre que estaba allí observando la escena, soltó la maleta y le dio un abrazo fuerte, el padre cogió la maleta y Sila se enganchó al brazo mientras se dirigían al coche. Los padres de Katia también se acercaron a abrazar y besar a su hija, aunque ellos no montaron ninguna escena, Katia se puso en medio de sus padres, se enganchó también a su brazo, subieron al coche y se pusieron en marcha, cuando llegaron a casa la estaban esperando sus hermanos que al verla salieron corriendo a abrazarla.
-Que alegría hermanita,-decían emocionados-como estas.
-Bien, y vosotros que, ¿os habéis portado bien?
-Pues claro que  hemos sido buenos-miraban a su madre para que lo confirmara.
-Umm, no se, no se que decir, algunos días no hay quien los aguante-mientras sonreía mirando a Katia.
-Algunas veces nos peleamos si, pero enseguida hacemos las paces. Verdad mama.
-Por ahora lo vamos a dejar, pero tenéis que seguir mejorando vuestro comportamiento.-les dijo en forma de reprimenda-Os he traído un regalo pero no podéis abrirlo hasta el día de Navidad.
Los chicos aplaudían de alegría, la cogieron del brazo, la hicieron sentarse en el sofá y comenzaron a hacerla preguntas, pero la madre les cortó diciéndoles que había tenido un viaje muy largo y que tenia que descansar.
-Vamos chicos, va a estar varias semanas no la agobiéis.
-Mama tiene razón, ahora necesito ducharme y descansar.
Los chicos lo entendieron y la dejaron tranquila, Katia se soltó de sus hermanos  y se marchó a su habitación, cuando entró vio que su padre la había dejado la maleta al pie de la cama, la abrió pero solo para coger la ropa interior y un pijama y se fue directa al baño a pegarse una ducha; después de secarse el pelo salió y se fue a recostar en la cama, estaba cansada pero no tenia sueño, había dormido bastante en el tren. Había dejado el móvil en la mesilla, se reclino para cogerle y miró haber si tenia alguna llamada de Kevin pero no había señal alguna, se había propuesto no volver a pensar en el pero al final no podía evitarlo, Kevin le gustaba de verdad pero el parecía que no sentía lo mismo. 

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