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domingo, 30 de diciembre de 2012

Capitulo12

Una vez se hubo tranquilizado comenzó a contarle a su amiga lo que había pasado.
-Lo peor ha sido cuando ha intentado restarle importancia como si aquello fuera de lo más natural ¡No me lo podía creer!-Sila intento animarla.
-Ahora lo que tienes que hacer es secarte las lagrimas, llevamos un buen rato aquí y los demás se estarán preguntando donde estamos.
Katia hizo caso a su amiga y también la pidió que por favor no contara nada de lo que había pasado, no quería que los demás lo supieran. Cuando las vieron venir todos se acercaron, no paraban de hacer preguntas a Katia y ella las esquivaba todas, al ver que no había manera de sacarle nada del encuentro con Kevin, desistieron, el resto de la tarde la dedicaron ha divertirse.
Llegó el Domingo y después del desayuno cada uno se fue de nuevo a su habitación a terminar de hacer el equipaje, a los que mas cerca vivían del campus  les iban a ir a recoger sus familias ese mismo día, otros se iban el lunes a primera hora en el tren, los que se iban en pocas horas habían quedado en el vestíbulo con el resto para despedirse. Katia pensó que durante el día Kevin la llamaría, pero pasaban las horas y nada, ni un triste mensaje.
-Creí que era diferente,-pensó-que decepción me he llevado, ahora lo que debo hacer es no volver a pensar en el.
Su amiga interrumpió sus pensamientos, venia a decirla que ya estaban todos abajo esperando para despedir a los que se iban, después de los abrazos y los besos a los que se marchaban, los que quedaron se juntaron en el vestíbulo a charlar un rato hasta la hora de acostarse.
Ya estaban todos  preparados con sus maletas en la estación esperando el tren que les llevaría a cada uno a su destino y mientras esperaban se contaban historias para que se hiciera mas corta la espera. Cuando llegaron Sila y Katia subieron y se dirigieron al coche cama, el trayecto era largo y preferían ir cómodas, pensaron que seguramente debido al madrugon se quedarían dormidas por lo menos hasta la mitad del trayecto, esperaron a que el tren echara a andar para acomodarse y durante la primera media hora charlaron un rato, pero debido al madrugon enseguida les venció el sueño. Katia soñó que Kevin la llamaba y la pedía perdón, Sila, por su parte, que sus padres la agobiaban con preguntas y no podía respirar. El tren estaba a punto de entrar en la estación y las dos amigas agarraron sus maletas y se acercaron a la puerta, miraban a través de la ventanilla buscando a su familia, allí estaban esperándolas los padres, la madre de Sila al verla se puso como loca, echó a correr hacia su hija, no dejaba de abrazarla y besarla como si en vez de casi tres meses hubiera pasado una eternidad. Sila llevaba la maleta en la mano y casi no podía moverse, parecía que su madre se había quedado pegada a ella, no dejaba de pronunciar su nombre, no hacia mas que preguntarla cosas sin que a la joven la diera tiempo a abrir la boca.
-Mama por favor déjame ya-decía mientras buscaba la manera de soltarse de su madre.
-Perdona hija pero es que tenía tantas ganas de verte.
-Lo se pero es que estoy cansada y quiero irme a casa.
La mujer se soltó y miró a su hija.
-Tienes razón hija, habéis tenido un viaje muy largo y querréis descansar
Caminó hacia su padre que estaba allí observando la escena, soltó la maleta y le dio un abrazo fuerte, el padre cogió la maleta y Sila se enganchó al brazo mientras se dirigían al coche. Los padres de Katia también se acercaron a abrazar y besar a su hija, aunque ellos no montaron ninguna escena, Katia se puso en medio de sus padres, se enganchó también a su brazo, subieron al coche y se pusieron en marcha, cuando llegaron a casa la estaban esperando sus hermanos que al verla salieron corriendo a abrazarla.
-Que alegría hermanita,-decían emocionados-como estas.
-Bien, y vosotros que, ¿os habéis portado bien?
-Pues claro que  hemos sido buenos-miraban a su madre para que lo confirmara.
-Umm, no se, no se que decir, algunos días no hay quien los aguante-mientras sonreía mirando a Katia.
-Algunas veces nos peleamos si, pero enseguida hacemos las paces. Verdad mama.
-Por ahora lo vamos a dejar, pero tenéis que seguir mejorando vuestro comportamiento.-les dijo en forma de reprimenda-Os he traído un regalo pero no podéis abrirlo hasta el día de Navidad.
Los chicos aplaudían de alegría, la cogieron del brazo, la hicieron sentarse en el sofá y comenzaron a hacerla preguntas, pero la madre les cortó diciéndoles que había tenido un viaje muy largo y que tenia que descansar.
-Vamos chicos, va a estar varias semanas no la agobiéis.
-Mama tiene razón, ahora necesito ducharme y descansar.
Los chicos lo entendieron y la dejaron tranquila, Katia se soltó de sus hermanos  y se marchó a su habitación, cuando entró vio que su padre la había dejado la maleta al pie de la cama, la abrió pero solo para coger la ropa interior y un pijama y se fue directa al baño a pegarse una ducha; después de secarse el pelo salió y se fue a recostar en la cama, estaba cansada pero no tenia sueño, había dormido bastante en el tren. Había dejado el móvil en la mesilla, se reclino para cogerle y miró haber si tenia alguna llamada de Kevin pero no había señal alguna, se había propuesto no volver a pensar en el pero al final no podía evitarlo, Kevin le gustaba de verdad pero el parecía que no sentía lo mismo. 

jueves, 13 de diciembre de 2012

Capitulo 11

Sila y el resto habían quedado para ir a la ciudad, Katia había sido invitada a comer, la madre de Kevin la invitó el día que Katia llamó para comunicarle su visita.
Llegó el sábado, las chicas se levantaron temprano para peinar y maquillar a  Katia, utilizaron colores muy suaves,  Marian la dejó un vestido de esos que marca la silueta (aunque a ella no le gustaba mucho ese tipo de ropa) y estaba preciosa. Estaban seguras de que iba a gustar a la familia de Kevin, cuando acabaron bajaron al vestíbulo donde las esperaban el resto de compañeros, los chicos se quedaron con la boca abierta al ver a Katia, estaba realmente deslumbrante. Diana que era la que más cara tenia bromeó al verles la cara de panolis que tenían.
-Cerrar la boca haber si va a pasar una mosca y se os cuela. ¡Ummm…! ya veo que os alegráis mucho de vernos-dijo a la vez que dirigía la mirada a la bragueta de los jóvenes, ellos al ver donde dirigía la mirada se apresuraron a ponerse la chaqueta delante y salieron a la calle a toda prisa, las chicas al ver aquella escena comenzaron a reírse.
-Pedazo de tarados, pues no van y se tapan después de habernos dado el espectáculo-comentó Diana.
-Deberíamos de irnos si no vamos a perder el autobús-dijo Sandra.
-Tendremos que esperarlos, han salido muy deprisa y seguro que están en el baño machacándosela.
-Diana hija... Cuidado que eres  bruta, siempre pensado mal-le contestó Sila.
-Si si bruta pero no los has visto como corrían, esos están haciendo trabajos manuales ya lo veréis, que os apostáis que no hay ni uno esperando en la entrada del campus-insistía Diana convencida.
-Jajá jajá, anda camina que al final no salimos-la dijo Sandra cojiendola del brazo.
Diana no se equivocaba cuando dijo que los chicos no estarían en la entrada del campus esperando, miraron a todos lados pero nada, el autobús estaba llegando a la parada y ellos no aparecían por ningún lado, solo quedaban tres personas esperando para subir cuando los vieron venir corriendo y gritando que les esperaran, no podían hablar, la carrera les había dejado sin aliento.
-Menos mal, pensaba que no llegábamos-exclamó Simon.
Las chicas se miraron y no pudieron evitar partirse de risa recordando lo que había dicho Diana minutos antes e imaginando la escena en el baño. Diana se volvió hacia sus compañeras.
- Llevaba o no razón-decía sin parar de reírse.
Katia termino de hacer sus compras y se despidió de sus compañeros, quedaron en que ella se acercaría a buscarlos para después irse juntos al campus. Pero antes Diana le dio un último consejo ¡¡¡entre risitas!!!
-Escucha, hoy estas muy sexy así que ten cuidado, lo primero cuando llegues después de saludar y hacer las presentaciones, dices que necesitas ir al baño, puede que cuando Kevin te vea le vuelva a subir la temperatura de nuevo y seguro que intenta meterte mano, se fuerte,  si ves que la cosa se pone muy “tensa”, ya me entiendes, le indicas donde esta el baño, el agua fresca es el mejor remedio para bajar la calentura.
-Tu siempre pensando en lo mismo, no tienes remedio-Katia se dio la vuelta y se marchó.
Estaba allí plantada delante de la puerta, antes de llamar sacó un espejo del bolso y se miró haber si tenia bien el pelo, se colocó bien el abrigo y llamó al timbre, estaba nerviosa.
Rose, la madre de Kevin, fue la que abrió la puerta.
-Buenos días  señora, soy Katia.
-Hola Katia encantada, soy Rose la madre de Kevin-la invitó a pasar mientras se presentaba dándola dos besos en las mejillas.
Ya en la entrada la pidió el abrigo, abrió la puerta de un armario que había en la entradita, cogió una percha y lo colgó dentro junto con el bolso y las bolsas que llevaba con los regalos que había comprado. Entonces la invito a pasar al salón.
-Te presento a Jon, mi marido y padre de Kevin.
El hombre se acercó a la joven y la saludo también dándola dos besos.
-Voy a avisar a Kevin de que has llegado-dijo la madre.
En ese momento Katia recordó lo que la había dicho Diana.
-Perdón,-preguntó un poco tímida-necesito ir al baño, me podrían indicar donde esta.
-Pues claro ven conmigo, te enseñare donde esta-y la acompañó hasta la puerta.
Intentó disimular tirando de la cadena, así creerían que lo había utilizado, abrió el grifo del agua y se mojo las manos, la sudaban un poco por los nervios, volvió a respirar hondo y salió. Rose la acompañó a la habitación de Kevin que estaba dos puertas mas adelante y cuando llegaron Kevin estaba recostado en la cama.
-Hola-dijo muy bajito desde la entrada de la puerta-como te encuentras.
-Hola…. Me encuentro mejor-mientras la indicaba con la mano que pasara.
Rose se disculpó diciendo que tenia cosas que hacer y se marchó. Katia estaba allí de pie mientras Kevin la hacia un repaso con la mirada, el vestido que llevaba puesto dibujaba las curvas de su cuerpo, ella se sintió violenta ante aquella mirada.  
-Ven siéntate aquí-le señalaba con la mano el borde de la cama.
Kevin se inclino hacia ella  y la dio un beso en la boca. Este entusiasmado comenzó a tocar a Katia por debajo del vestido, la joven notó que estaba excitado y se apartó de el. El joven al ver la reacción de Katia le preguntó.
-Que pasa.
-Que esto no esta bien, tus padres están en el salón y podrían entrar.
-Sabiendo que estas aquí, llamarían antes de entrar.
-Aun así no esta bien, puede que a ti te de igual pero a mi no.
Viendo que Kevin le restaba importancia decidió salir de la habitación. Katia se acercó a la cocina donde estaba Rose preparando la comida y se puso a ayudarla mientras charlaban.
Rose aviso a Kevin de que la comida ya estaba lista, el  joven se sentó en la mesa pero apenas dirigía la mirada a Katia y solo hablaba dirigiéndose a sus padres si estos hacían alguna pregunta, Rose se dio cuenta que había tensión entre los jóvenes pero decidió no meterse. Cuando terminaron de comer Kevin se levantó y dijo que se iba a acostar de nuevo, que no se sentía bien, se despidió de Katia deseándola unas felices fiestas y sin más se dirigió a su habitación. Rose y Jon se miraron, sabían que algo iba mal pero no hicieron comentarios. Katia ante la tensión que había también decidió marcharse. Cuando llegó a la calle Katia comenzó a caminar deprisa. Una vez calmada marcó el número de Sila.
-Hola. Donde estáis-preguntó.
-En el centro comercial, ¿sabes donde esta?-dijo Sila.
-Si, voy para allá.
Sila notó llorosa la voz de su amiga, se quedó preocupada algo había pasado, entonces decidió ir a esperarla, si tenia algo que decir era mejor que estuvieran solas. Katia vio a su amiga y se abrazó a ella y no pudo evitar echarse a llorar.
-Que ocurre Katia cariño, le ha pasado algo a Kevin-la joven negó con la cabeza.
A Katia no la salían las palabras así que espero que se calmara, pensó que era mejor esperar a que se tranquilizara antes de seguir preguntando, la llevó hacia algo parecido a una fuente que tenia una especie de asiento alrededor y allí se sentó con ella a esperar que se relajara.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Capitulo 10

Ya estaban todos preparados en la puerta de entrada esperando al autobús que les llevaría a visitar la ciudad, muchos de ellos todavía estaban medio dormidos, les habían hecho levantar muy temprano; por fin llegó, cogieron las mochilas y mientras subían uno de los profesores los iba contando, tenían que asegurarse que no faltaba nadie, una vez estaban todos dentro y sentados, el autobús se puso en marcha. En el camino las que mas animaban eran las chicas, le pidieron al chofer que pusiera música, la Señorita Benton iba también en el autobús y se puso a cantar con ellas, los alumnos la miraban, no se lo podían creer, siempre estaba seria y firme, verla allí cantando como si fuera uno de ellos les dejo descolocados. Ella se dio cuenta de la impresión que había causado pero lejos de amilanarse les animaba a seguir cantando.
Durante la mañana fueron a ver los edificios mas antiguos, después pararon a comer, cuando terminaron les llevaron a ver un rastrillo que ponían todos los años con figuras y adornos navideños, algunos compraron recuerdos de la ciudad para llevárselos a sus familias, la señorita Benton miró el reloj y vio que ya era la hora de volver a la residencia. El chofer ya estaba esperando en el lugar que le habían indicado y, lo mismo que por la mañana, según iban subiendo los iban contando; una vez que comprobaron que no faltaba nadie se pusieron en marcha, pero esta vez no cantaban porque iban comentando lo que habían visto.
Cuando llegaron a la residencia se fueron yendo cada uno a su habitación, muchos estaban cansados de la caminata y querían darse una ducha para relajarse antes de la cena durante la cual la señorita Benton les anuncio que la primera clase la habían anulado y podrían levantarse mas tarde, al oír la noticia todos dieron un grito de alegría y cantaron a la vez “Viva la señorita Benton.” Después de la cena todos se fueron directos a dormir, estaban derrotados y no tenían ganas de quedarse como otras noches charlando el vestíbulo.
-Me parece que esta noche no me voy a quedar dormida antes incluso de acostarme-comentó Sandra-estoy que me caigo de sueño.
-Me parece que no vas a ser la única-respondió Sila.
Y efectivamente, casi ni les da tiempo a ponerse el pijama, se dejaron caer en la cama y se quedaron dormidas.
Al día siguiente tenían agujetas de tanto caminar, menos mal que la señorita Benton les había dejado dormir un rato mas, pero aun así estaban soñolientos, los profesores se reían al verlos sentados, unos apoyaban los codos en el pupitre y se agarraban con las manos la cara, otros directamente apoyaban la cabeza, era todo un espectáculo, nadie atendía la clase, los profesores ya lo sabían de otras veces asíque fueron benévolos y no les dijeron nada.
 
Katia antes de marcharse a pasar las navidades con sus padres, tenía pensado pasar el sábado con Kevin, después de comprarles algo para llevar a sus hermanos. Kevin tenia planes para después de la comida, no había tenido oportunidad de estar a solas con ella y tenia ganas de abrazarla y besarla, la madre de Kevin había heredado un piso de su padre y estaba vacío, le  pidió la llave a su hermana, ella solía ir con Thon cuando eran novios, aunque no estaba muy seguro si a Katia le iba a gustar la idea, no quería forzar las cosas, ya tendría ocasión mas adelante. Pero todos los planes de Kevin se vinieron abajo, había estado sudando mucho haciendo ejercicio en el gimnasio, ese día no pudo ducharse porque se había estropeado la calefacción y aunque se abrigó muy bien al salir a la calle se quedo frío, durante la noche en la cama le empezaron a dar escalofríos y fuertes dolores de cabeza y pecho, llamó a su madre para que le diera un termómetro, estaba seguro de que tenia fiebre y efectivamente no se equivocó, este marcaba 39´7. Su madre le preparó un vaso de leche con miel y le dio un paracetamol para bajarle la fiebre, estaba claro que en esas circunstancias no podría ir a trabajar, cada vez que intentaba ir al baño se iba agarrando a las paredes porque no podía controlar su cuerpo, cuando se hizo de día la madre llamó a su trabajo para informarles lo que había pasado y que no podría ir a trabajar en esas condiciones. Después de hablar con el encargado la madre le puso de nuevo el termómetro para ver si le había bajado la fiebre pero apenas le había bajado dos décimas, entonces decidió llamar al medico de urgencias, tras hacerle un examen el medico les confirmó que era gripe y que se le había agarrado fuerte al pecho, le mando tomar unos medicamentos cada ocho horas durante diez días, después tendría que ir a la consulta para volver a examinarle y le recomendó beber mucha agua, se encontraba tan mal que ni se acordó de que había quedado en llamar a Katia.
Estaban ya sentados en la cafetería desayunando y Katia no hacia mas que mirar la puerta y el reloj, pero Kevin no aparecía y entonces se empezó a preocupar
-Habrá tenido alguna urgencia y por eso no ha podido venir-comentó Simon.
-Seguramente. Mas tarde si no se nada de el le llamare, haber que ha pasado-respondió Katia.
Cuando sonó la campana todos volvieron de nuevo a las clases. Pasaba el tiempo y Katia seguía sin saber nada de Kevin y decidió llamarle al móvil, le llamó varias veces pero siempre saltaba el contestador.
-Chicas no hay manera de contactar con Kevin, yo le llamaría a su casa pero no tengo su numero-les dijo Katia a sus amigas.
Sila tuvo una idea.
-Si no tienes noticias de el antes de mañana te acercas al taller donde trabaja y les preguntas.
-Buena idea-contestó Katia.
Era el ultimo día de sesión para Sila  con el doctor Morgan antes de comenzar las vacaciones navideñas, había mejorado bastante y gracias también a la ayuda y al apoyo del resto de sus compañeros estaba superando la obsesión que había tenido con Robert, cuando comenzaron a castigarla a Sila el tipo decidió pasar de ella y comenzó a salir con otras, cuando Katia se entero no pudo por menos que alegrarse de que aquel energúmeno la dejara en paz. El doctor Morgan la felicitó las navidades y la invitó a seguir yendo a las sesiones durante un tiempo cuando empezaran de nuevo las clases.
-Vendré pero menos días porque estoy perdiendo horas de clase y luego me cuesta mucho recuperarlas-le dio la mano para despedirse y también le deseo felices fiestas.
Katia aprovechó la hora del desayuno para acercarse al taller donde trabajaba Kevin, llamó a la puerta y salio un señor muy amable.
-Buenos días, que desea-preguntó.
-Buenos días, vera, me llamo Katia, ¿esta Kevin?
-¡Ah! tu eres la joven que sale con el, pues es que esta enfermo. Ayer llamó su madre para decirnos que no podrá venir en unos días, ¿no te ha dicho nada?
-Supongo que si no me ha llamado su madre es porque no debe saber nada de mi, ¿usted seria tan amable de darme el numero de teléfono de su casa?, es que el móvil le tiene desconectado y no puedo comunicarme con el.
-Pues claro, espérate un momentito que te lo busco-el hombre regresó con un papel donde había apuntado el numero y se lo dio a Katia.
-Muchas gracias señor, que tenga un buen día.
-De nada jovencita, que tengas un buen día tu también.
Katia dio media vuelta y se fue en dirección a las clases, en medio del camino se encontró con Henry, el conserje. Después de saludarla la preguntó de donde venia pues ya estaban todos en clase.
-Lo se he, pedido permiso a la directora, he venido a preguntar por Kevin, ayer no le vi en todo el día y su móvil esta desconectado, así que me he acercado al taller y les he pedido su teléfono de casa.
-A si, esta mañana al no verle he preguntado a un compañero suyo y me ha dicho que estaba enfermo-la informó Henry.
-Bueno Henry te dejo, voy a llamar haber que le ocurre.
-Muy bien, si hablas con el dale recuerdos y que espero que no sea nada.
Katia se despidió y salio andando a toda prisa, tenía que llamar antes de que comenzara la siguiente clase, se metió en el baño, era el único sitio en ese momento que podía hablar sin que nadie la molestara, y marcó el número que la habían dado.
-Dígame-escuchó la voz de una mujer al otro lado del teléfono.
-Buenos días, es usted la madre de Kevin-preguntó la joven.
-Si soy yo, quien eres tú.
-Me llamo Katia, soy amiga de su hijo de la Universidad, me han dicho que estaba enfermo y llamo para saber como se encuentra.
-Ahora mismo esta acostado, todavía sigue con algo de fiebre pero supongo que le bajara durante el día con la medicación que esta tomando.
-¿Le importaría si me acerco a verle mañana? Voy a ir a la ciudad y me gustaría verle antes de irme a pasar las fiestas con mi familia.
-Claro que no me importa, puedes venir cuando quieras.
Katia la pidió la dirección y después de darle las gracias se despidió hasta el día siguiente, la primera impresión que la dio la mujer a Katia fue buena.
Wendy, la hermana de Kevin, estaba visitando a su hermano, su madre tenia que salir a hacer compras y no quería dejarle solo, se estaban tomando un café cuando llamo Katia.
-Quien es-preguntó Wendy.
-No se, me ha contado que es una amiga de la Universidad, me ha parecido por el tono de voz que estaba preocupada.
-¿Kevin nunca te la ha mencionado?
-No nunca-contestó la madre.
-Que raro.
-No se que te parece tan raro, tu hermano nunca cuenta nada, si alguna vez me intereso por sus cosas el coge y se encierra en la habitación, nunca me contesta a  ninguna de mis preguntas, habla mas contigo que conmigo.
Entonces Wendy recordó que la había pedido la llave del piso, la contó que iba a ir con unos amigos a ver unas películas, pero después de la llamada de Katia empezó a atar cabos, lo de los amigos era una excusa para no tener que dar explicaciones, si decía que iba a llevar a una chica al piso Wendy no iba a parar hasta que le contara todo.
“Vaya con mi hermanito,-pensó mientras tomaba un sorbo de café-y parecía tonto”.
La madre la miraba, no entendía a que venia el silencio y esa sonrisita de su hija, pero antes de que la diera tiempo a preguntarla Kevin comenzó a llamarla. Las dos mujeres se acercaron a la habitación a ver que pasaba.
-Que pasa,-preguntó la madre-te encuentras mal.
-Tengo mucha sed, por favor me puedes traer algo de beber, se me ha acabado el agua que tenia aquí.
Wendy le puso de nuevo el termómetro para comprobar la temperatura, y aprovechando que estaban solos le preguntó quien era Katia. Kevin parecía haberse recuperado de golpe, la miró a su hermana con cara de no entender por que su hermana nombro a Katia, que sabía ella de su chica. Wendy miró el termómetro y comprobó que ya le había bajado la fiebre
-Que sabes tú de Katia-le preguntó a su hermana.
-Pues que ha llamado muy preocupada, quería saber como estabas.
-Es cierto, con la fiebre se me ha olvidado llamarla, esta noche que estoy mejor la llamare.
-No hace falta, mañana viene a verte.
-Que dices… como que mañana viene a verme.
-Pues si, la ha dicho a mama que quería verte antes de marcharse a ver a su familia, y claro mama le ha dicho que si.
-Es cierto… no me acordaba que el lunes se va, pero yo quería haber esperado a presentárosla mas adelante cuando lleváramos mas tiempo saliendo.
-Por eso me pediste la llave del piso he “pillin”, tu lo que quieres es llevártela a la cama.
Estaban claras sus intenciones al querer estar con Katia a solas, lo que no le hizo tanta gracia es el comentario que hizo su hermana, al fin y al cabo ella había sido la primera en estrenar el piso con el que ahora era su marido, la diferencia es que en su caso fue ella la que se le llevo a la cama. Iba a contestarla cuando entró la madre con una botella de zumo, le puso un poco en un vaso y se lo dio para que se lo bebiera, momento que aprovechó Wendy para despedirse, se estaba haciendo tarde y tenia que regresar a su casa. Wendy se acerco a su hermano para darle un beso y aprovechó para decirle algo al oído.
-Me tienes muchas cosas que contar he “pillin”.
Kevin le echó una sonrisa forzada, el nunca la preguntó y tampoco le interesó lo que hacia con Thon antes de casarse, no veía motivo alguno por el que el tenia que decirle lo que hacia o dejaba de hacer con su chica. Cuando se fue su madre le comentó lo de la llamada de Katia y su visita al día siguiente, y como sabia que su hijo no iba a decirle nada por mucho que le preguntara, le dejó solo, tenia cosas que recoger en la casa.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Capitulo 9

Cada día estaban mas cerca las navidades y en el pueblo las dos familias se preparaban para recibir a sus respectivas hijas, a Lucy se le estaban haciendo mas largos los días al no tener mas hijos que ocuparan el hueco que había dejado Sila, sin embargo en la familia Norton las cosas eran distintas, no es que a Katia no la echarán de menos lo que pasaba es que se tenían que ocupar de sus dos hijos menores los cuales le daban mucho trabajo, todos los días era una pelea mandarlos a la escuela, no parecía que les gustara tanto como a su hermana los estudios, era un suplicio mandarles hacer los deberes ya que siempre ponían pegas, no la hacían caso hasta que pegaba cuatro gritos.
-Búa, no se porque tenemos que hacer tantas tareas-dijo Anton, uno de los hermanos.
-Pues porque si queréis ir como tu hermana a la Universidad tendréis que prepararos bien-le contestó la madre.
-Yo no quiero ir a la Universidad, odio los libros.
-Aunque no vayas, tienes que terminar los estudios para que te puedan dar el titulo, sin el no te aceptaran en ningún sitio, ahora se necesita para cualquier tipo de trabajo.
-Pues vaya rollo-dijo Isak el otro hermano.
-Hoy en día tener una buena formación es muy importante si queréis ser algo en la vida-les decía mientras preparaba la ropa para el día siguiente.
Pero a ellos aquello les sonaba a cuento chino, Julia se volvió hacia ellos, que no paraban de mirarla como si fuera un bicho raro. Julia había terminado de colocar la ropa y se metió en la cocina a prepararlos la cena, Tomas, su marido, pronto llegaría de la tienda, ella esa tarde no había ido a ayudarle porque había estado por la mañana haciendo unas gestiones y apenas la había dado tiempo  de atender las tareas de la casa, cuando los chicos terminaron sus deberes les mando recoger e irse a lavar un poco antes de sentarse en la mesa, los chicos se metieron en su habitación y después de lavarse un poco y ponerse el pijama salieron al comedor, se sentaron en el sofá y pusieron un rato la tele mientras llegaba el padre. Eran las nueve cuando el padre entraba por la puerta.
-Buenas noches, ya estoy aquí. Hoy me he retrasado un poco por culpa de Doña Irene, la mujer estaba disgustada, un hermano suyo se ha puesto muy malito y ha estado casi una hora hablándome de él.
Los chicos se levantaron a dar un beso a su padre y se volvieron a sentar mientras este se dirigía hacia la cocina  a darle un beso a su mujer.
-Chicos, ayudar a vuestra madre a poner la mesa mientras yo me lavo un poco-les ordenó el padre.
Tomas opto por darse una pequeña ducha, había estado descargando cajas de productos de limpieza y le daba la impresión de que olía a ellos, asíque prefirió no perder tiempo lavándose a trozos, cuando salió de la ducha y después de ponerse el pijama, salio al comedor donde le esperaba ya su familia para cenar. Julia y Tomas hablaban durante la cena de cómo les había ido el día mientras los chicos comían en silencio, cuando terminaron se levantaron y cada uno recogió su cubierto, lo dejaron sobre la encimera, dieron un beso de buenas noches a los padres y se fueron a la habitación a dormir. Julia solía quedarse en el salón  a veces viendo alguna serie, otras leyendo un libro aprovechando que se quedaba sola, era el único rato que tenia para relajarse, el  prefería irse a la cama a descansar, se ponía la TV y no tardaba en quedarse dormido.  Ya era tarde y Julia empezaba a  sentir sueño, se levantó del sofá, apagó la tele y la luz del salón, y se fue a dormir; como siempre la tele del dormitorio estaba encendida, su luz iluminaba la habitación y como todas las noches ella la aprovechaba para ir al baño antes de acostarse.

Lucy adornaba la casa con esmero para cuando llegara Sila, ya quedaba poco y estaba súper ilusionada, por fin iba a poder abrazar a su hija aunque estaba preocupada por que hacia días que no sabia nada de ella, a José también le hacia ilusión volver a ver a su hija lo que le tenia mosqueado es que su mujer se pasaba el día hablando de ella, que Sila para arriba, que Sila para abajo, que si crees que esto la gustara a Sila, y esto, y lo otro… Era como si él no existiera algunas veces, le daba la impresión de que era invisible para ella, las relaciones conyugales se habían ido deteriorando en los últimos meses, José aguantaba porque amaba a su mujer pero todo tiene un limite y si con la visita de Sila no cambiaban las cosas, pensó que lo mejor seria la separación.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Capitulo 8

Kevin no se fue hasta que no la vio entrar por la puerta, la joven caminaba hacia los ascensores cuando oyó que alguien la llamaba, se volvió a mirar, era su amiga.
-Por Dios Sila, me has asustado, que haces aquí.
-Os estaba esperando, como es que solo vienes tú, y los demás. ¿Has visto a Robert? que te ha dicho-la joven muy nerviosa hacia una pregunta detrás de otra.
-No, no he visto a Robert, no vengo de la disco.
-Mientes, seguro que le has dicho algo, se ha enfadado y por eso has venido antes.
-Puedes pensar lo que quieras pero te aseguro que si hubiera ido y me lo encuentro no habría perdido ni un minuto de mi tiempo con ese tipo, y tu deberías hacer lo mismo.
Pero Sila no creía nada de lo que su amiga decía y se iba poniendo cada vez más agresiva con Katia.
-Me voy a mi habitación, no estas en tus cávales, vas a terminar mal por culpa de ese imbecil-se dio la media vuelta y se fue.
Estaba allí sentada enfadada y medio llorosa pensando que su amiga la había engañado, llevaba un buen rato así cuando escuchó como desde fuera llegaban sonidos de gente riendo y hablando en voz alta, eran sus compañeros que venían de la disco, al verlos se levantó muy deprisa y se dirigió hasta ellos, al verla a esas horas todos se quedaron extrañados, pero enseguida entendieron el motivo.
-¿Habéis visto a Robert?, Katia no me quiere decir que ha pasado, seguro que han tenido algún enfrentamiento.
Mark se acercó a ella.
-Si, he visto a ese tipo, pero sabes que nunca le saludo y, referente a Katia, no ha estado con nosotros, ella tenía otros planes, deberías irte a dormir estas muy nerviosa.
Sandra no se fiaba de ella cuando se alteraba tanto, tenia que estar en la misma habitación y eso la preocupaba, temía que un día se pudiera poner violenta con ella, hacia unos días que estaba pensando hablar con la directora para que la cambiara de habitación.
Era Sábado, después del desayuno solían juntarse en el vestíbulo cada uno con su grupo y comentaban lo que había pasado la noche anterior, todos se mostraron muy preocupados por Sila, no estaba en sus cabales, no entendían como se podía haber enamorado de esa forma tan enfermiza de un chico que lo único que la estaba es causando daño, hasta ese momento habían pasado un poco del tema, pensaban que con las medidas que había adoptado la Directora cambiaria, pero no era así, hasta pensaron que estaba peor.
-Deberíamos ponernos de acuerdo todos y hablar con la señorita Benton, creo que debería tratarla un medico-comentó Diana, una de las chicas del grupo.
-Pero ya la esta tratando el doctor Morgan-contestó Simon.
-No me refiero a un psicólogo, si no a uno que le haga un examen físico, esta cada día mas delgada, no entiendo como no la han mirado ya-siguió diciendo Diana.
Katia se había subido a su habitación al ver que su amiga estaba más fuera de si cada día, se la partía el corazón, estaba sentada delante del ordenador y no podía dejar de pensar, sentía que tenia que hacer algo ¿pero el que?, ¿como podría ayudarla si cada vez que intentaba hablar con ella se ponía agresiva?, decidió ponerse a estudiar para despejarse un poco, mas tarde vería que se la podía ocurrir.
Hacia frío pero algunos decidieron salir a dar un paseo por los jardines, estaban cansados de estar metidos dentro de la residencia y como había nevado se pusieron a jugar haciendo bolas y tirandoselas unos a otros, Katia los veía a través de la ventana de su habitación, entonces pensó que era buen momento para ir a ver a su amiga,  llamó a la puerta del cuarto de Sila, no contestó, pero ella sabia que estaba allí.
-Sila, soy yo, Katia, abre la puerta tenemos que hablar.
-Vete, no quiero hablar ni contigo ni con nadie-contestó Sila.
-Pues lo siento pero si no abres y hablas conmigo llamo ahora mismo a tus padres, haber como les explicas tu comportamiento.
La joven al escuchar la amenaza de su amiga de llamar a sus padres la dejó entrar.
-Mis padres no deben saber lo que esta pasando-dijo Sila.
-Si sigues así van a terminar llamándolos, además pronto nos darán las vacaciones de Navidad, ¿te imaginas cuando te vean?, el disgusto que se van a llevar.
La joven estaba tan obsesionada con ver a Robert que no había caído en ello, tenía razón su amiga, no podía presentarse así en su casa. Katia estuvo un buen rato intentando convencerla de que tenia que cambiar, en ningún momento quiso mencionar a Robert, sabia que si lo hacia terminaría alterándose. Sila se abrazó a su amiga llorando, en aquel momento se dio cuenta que era la única que la podía ayudar a salir del pozo en el que se había metido. Sandra entró en la habitación y al ver aquella escena se emocionó, saco un pañuelo del bolsillo de la chaqueta y se limpio las lágrimas, se acercó a sus compañeras y se abrazó a ellas también.
-Quiero que a partir de ahora nos contemos todo y si surge algún problema para eso estamos las amigas, para ayudarnos, ¿de acuerdo?-le dijo Katia.
-De acuerdo-le contesto Sila con lágrimas en los ojos.
-Creo que deberíamos  lavarnos un poco la cara, es casi la hora de cenar y tenemos los ojos hinchados de llorar, como nos vean así se van a pensar que nos pasa algo-comentó Sandra.
Ya estaban sentados todos en la mesa cuando vieron entrar por la puerta del comedor a las tres compañeras, no se lo podían creer, venían charlando y sonreían, Mark fue el primero que se levantó y le dio un abrazo a Sila.
-Cuanto me alegro de verte sonreír, sabes que te queremos y nos tenías preocupados-la dijo mientras la abrazaba.
Después le siguieron el resto, cuando terminaron tomaron asiento y se pusieron a charlar hasta que les sirvieron la cena.
Esta vez si se quedaron todos en el vestíbulo hablando de la excursión a la ciudad, estaban felices de no tener clase, se hizo tarde y algunas de las chicas decidieron irse a acostar, estaban cansadas, habían estado toda la tarde jugando con la nieve.
-Hasta mañana, que descanséis y si sigue nevando mañana podríamos salir fuera como hoy a hacer bolas-dijo Diana despidiéndose de todos.

-Vamos arriba perezosa-le dijo Marian a Katia-ya es hora de levantarse.
Katia no tenia muchas ganas pero sabia que si llegaba tarde se quedaba sin desayuno y tendría que sacarse el café de la maquina, y estaba asqueroso, se levantó lo mas rápido que pudo, se aseo, se puso la ropa y bajaron  las dos, detrás de ellas venían Sandra y su amiga junto a Simon y Diana, dentro se encontraron con Mark y el resto del grupo, después, y como habían planeado la noche anterior, se abrigaron bien y salieron a jugar con las bolas de nieve, el día transcurrió de lo mas normal, se lo estaban pasando tan bien que hasta se les hizo corto.
-Que pereza, mañana hay clase así que yo me retiro, no quiero que se me peguen las sabanas, hasta mañana chicos que descanséis-se despidió Marian y los demás no tardaron mucho en hacer lo mismo.
Katia se había dejado el móvil en la habitación y al ir a mirar vio que tenia una llamada de Kevin, la dio rabia su olvido, la hubiera gustado hablar con el.
-Vaya, me ha llamado Kevin y a mi se me a olvidado el móvil aquí-le comentó a Marian que estaba  a su lado.
-¿Pero el había quedado en llamarte?-pregunto Marian.
-No, no me mencionó nada, a lo mejor era algo importante y por eso me ha llamado, ¿crees que debería llamarle por si acaso?
-Pues no parece que lo sea si no te ha dejado ningún mensaje, pero si tú crees que es así llámale y te quedas mas tranquila-dijo Marian mirando el reloj-todavía no es muy tarde. Katia marco el número y espero.
Kevin descolgó el teléfono y saludó a Katia.
-Lo siento, me he olvidado el móvil en la habitación y acabo de ver tu llamada, ¿ocurre algo?-preguntó Katia.
-No pasa nada, solo que estaba aquí pensando en ti y se me ha ocurrido llamarte, que tal has pasado el día.
-Hoy hemos estado todos fuera haciendo bolas de nieve, estamos cansadísimos pero la verdad es que nos lo hemos pasado de maravilla.
-Eso esta bien, hay que divertirse, no todo va a ser estudiar.
-Y tu como has pasado la tarde.
-Me he ido un rato con un amigo a su casa a ver unas películas, y ahora voy a ver si me acuesto, mañana tengo que levantarme temprano.
-Supongo que iras a la cafetería a desayunar.
-Claro, allí estaré.
-Pues entonces hasta mañana, yo también me voy a dormir.
-Hasta mañana-se despidió Kevin.
Al día siguiente se encontraron en la cafetería a la hora del desayuno, al acercarse a la mesa vio a Sila sentada con todos y se quedo un  poco extrañado de verla allí, Katia le había dicho que estaba pasando un mal momento su amiga y ahora parecía estar feliz con el resto del grupo.
-Sila mira, este es Kevin-la joven se levantó y le saludó con dos besos en las mejillas.
-Encantada de conocerte Kevin.
-Lo mismo digo-contestó el joven y los dos se sentaron a desayunar con el resto.
A la vez que reían se contaban la paliza que se habían dado el día anterior haciendo bolas de nieve y tirandoselas unos a otros, sonó la campana que era la señal de que el recreo se había terminado, estaban en la puerta de la cafetería despidiéndose de Kevin pues el tenia que coger un camino distinto al de los demás, entonces Kevin no lo pudo evitar, cogió a Katia del brazo, la acercó hacia el y la dio un beso en la boca, Katia se quedo allí parada sin saber que decir, el chico al ver que no reaccionaba pensó que la había molestado y se disculpó.
-No me has molestado,-le dijo-es que no me lo esperaba.
Ella en ese momento miro hacia los lados y al ver que nadie miraba, le dio un abrazo y también le besó, entonces la joven escuchó que la llamaban sus compañeros.
-Me tengo que ir, si no llegare tarde a las clases.
El joven tenía una sonrisa que no le cabía en la cara, la pasó la mano por la mejilla y se despidió quedando en llamarla por la tarde. 
Katia se paso la mañana pensando en lo que había sucedido, era la primera vez que un chico la besaba así, de esa manera. Y Kevin ni que decir, esa mañana no daba pie con bola, cada vez que pensaba en su chica se emocionaba y mas ahora que sabia que le correspondía.

martes, 13 de noviembre de 2012

Capitulo 7

Kevin no dejaba de mirar a Katia, fue ella la que le hizo un gesto para animarle a que dijera algo.
-Lo siento, me he quedado en blanco, nunca pensé que hablarías conmigo y menos que te sentaras a mi lado.
-Vaya y porque has pensado eso de mi- preguntó Katia
-Pues porque tú te mueves en otro circulo de gente, muy diferente al mío.
-Vaya ¿y porque piensas que son diferentes a ti?, entre mis amigos, incluida yo, hay también personas que venimos de familias humildes, si estoy aquí es porque mis padres hacen muchos sacrificios y para que el día de mañana tenga una buena formación-le contestó la joven un poco molesta por el comentario.
-Lo siento no he querido molestarte con mi comentario.
-Perdonado, supongo que es normal que pienses así, este lugar da esa impresión.
-Me gustaría que fuéramos amigos y que nos viéramos  algún día fuera de aquí.
-Me parece bien, pero yo no puedo salir más que los fines de semana, antes no nos dejan.
-Me parece bien, donde puedo ponerme en contacto contigo.
-Te doy mi número de móvil y así me llamas cuando te venga bien, siempre que sea entre las cuatro y las doce de la tarde, después de esa hora no nos dejan recibir llamadas.
Kevin sacó su móvil y apuntó el numero, también la dio el suyo a Katia.
Mark viendo que su amiga tardaba se levantó para ver que pasaba, vio que estaba sentada en una mesa con alguien al que no conocía y se acercó.
-Tengo que irme, mis amigos se estarán preguntando donde me he metido además, tu todavía tienes que terminar tu desayuno-fue entonces cuando vio que Mark se dirigía hacia ella.
-Ves, lo que yo te decía, ya viene Mark a buscarme, me voy, ya hablaremos.
Kevin se levanto y se despidió también.
-Nos tenías preocupados al ver que tardabas, quien  es ese con el que estabas-la preguntó.
-Es Kevin, trabaja en mantenimiento, le conocí ayer. Fue a arreglar el radiador que estaba roto y hoy hemos coincidido aquí y me he sentado a hablar con el, siento haberos preocupado, podía haberos llamado pero no pensé que se iba alargar tanto la conversación.
Mark aceptó sus disculpas y se dirigieron hacia la mesa donde estaban los demás, después explico al resto lo que había pasado, casi no la había dado tiempo a tomarse el desayuno con tanta charla, enseguida  sonó la campana de aviso para entrar en las clases.
El resto de los días transcurrieron de lo mas normal, excepto para Sila, había tenido que ir dos días a la consulta del Doctor Morgan y para recuperar esa hora tenia que quedarse con un profesor al final de las clases, solo faltaba un día para el Viernes y pensó que su amiga iría con el resto de los compañeros al baile y, a pesar de no haberla dirigido la palabra en toda la semana, cuando la vio se fue hacia ella.
-Hola-saludo con voz suave-¿Mañana vas a salir de paseo?-no quería preguntarla si iba a ir a la disco.
Katia afirmó con la cabeza, en ese momento vio como a su amiga le cambio la cara, lo que no la dijo es que tenia otros planes distintos a los que ella pensaba.
-Que suerte tienes, a mi me queda todavía una semana de castigo, tengo ganas ya de ver a Robert.
-Lo que deberías de hacer ahora es procurar tomarte los estudios en serio para que no vuelvan a castigarte y cuidarte, que estas muy desmejorada-Katia no quiso alargar mas la conversación-tengo que irme, he quedado con Simon para terminar unos ejercicios que nos quedaron pendientes de ayer.
-Ya me contaras mañana por la noche-la dijo mientras Katia caminaba hacia la biblioteca.
Se volvieron a encontrar a la hora de la cena pero ninguna de las dos habló, Mark al ver que Sila parecía más relajada la pregunto como se encontraba. Sila se limito a contestarle que se encontraba bien, ya no habló mas en toda la cena, cuando termino hizo lo que todos los días, marcharse directa a su habitación.
Estaba sentada con sus compañeros en el vestíbulo charlando cuando a  Katia le sonó el teléfono, miro y vio que era Kevin, se levantó y se fue a un lado donde pudiera hablar tranquilamente. El joven la llamaba para concretar la hora para ir a buscarla, se pusieron de acuerdo y se despidieron hasta el día siguiente.
Estaban a finales de Noviembre y ya se empezaba a ver por las tiendas productos navideños, la gente ya estaba comprando los productos para las fiestas  antes de que se empezaran a encarecer, todos  los años por esas fechas hacían una pequeña excursión con los alumnos mas nuevos por la ciudad para que la conocieran y vieran los adornos que ponían a un lado y otro de las calles. Fue la Señorita Diana la encargada de darles la noticia a los alumnos.
-El próximo Miércoles no habrá clases, pasaremos  el día en la ciudad para que la conozcáis todos aquellos que venís de otros lugares del país, los que son de aquí se irán en la excursión que tiene prevista los del curso anterior, para eso tendréis que ir a dar vuestro nombre a la secretaria de dirección.
Eran las 6´00 am. hacia frío y Kevin esperaba dentro del coche en la entrada de la residencia a que saliera Katia, por fin la vio salir y salio para saludarla, entraron en el coche y se pusieron en marcha.
-Que tal el día-se preguntaron los dos a la vez, el joven dejo que contestara ella primero.
-Va, lo único que ha tenido de especial es que el Miércoles nos llevan de excursión a conocer la ciudad, muchos se han alegrado de librarse por lo menos un día de las clases, ¿y tú?
-Pues el mío como siempre, no hay nada que merezca la pena contar, casi siempre es lo mismo.
Llegaron al lugar elegido por el muchacho, aparcó el coche en la calle, salieron de el y se metieron en un local, era una especie de Pub. Vieron una mesa vacía, Katia se quito el gorro y la chaqueta, Kevin también se quito la suya y se sentaron.
-Te gusta el sitio-preguntó el chico.
-Esta muy bien, prefiero esto que la disco-se acercó un camarero y les preguntó que querían, anoto lo que habían pedido y se fue.
-Luego mas tarde iremos a cenar algo-el camarero les trajo la consumición.
Kevin empezó a contarle un poco su vida, le habló de sus padres, de su hermana etc. Katia también hablo de su familia y de la vida del pueblo, poco a poco se fueron conociendo, se encontraban tan a gusto charlando que casi se les pasa la hora, Kevin pagó la cuenta y se marcharon a cenar algo antes de llevar a Katia a la residencia. Eran casi las 11´30 cuando Kevin aparcaba el coche cerca de la entrada, estuvieron un rato hablando y se despidieron, quedaron en verse el Lunes a la hora del desayuno en la cafetería, eran días de exámenes y Katia quería aprovechar el fin de semana para estudiar.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Capitulo 6

Era el día en la que la junta escolar se reunía para hacer evaluación de los alumnos, cada profesor llevaba una carpeta con información de cómo había transcurrido el primer trimestre, la directora dio comienzo a la sesión, ella se encargaba de dar el nombre de cada uno de los alumnos y los profesores comentaban de cómo habían ido evolucionado el tiempo que llevaban de curso, había varios que se les atragantaba alguna que otra asignatura y creían que hasta el final del curso tendrían tiempo de mejorar, solo cuando escucharon el nombre de Sila Regis les cambio la cara.
-Con Sila tenemos un problema–dijo uno de los profesores-se pasa todo el tiempo de clase con la mirada perdida, no entrega las tareas y si la preguntas que la ocurre te contesta que no la ocurre nada, yo la he impuesto castigos pero es como si no la importara, creo que habría que hacer algo.
-Hablare con el sicólogo para que hable con ella haber si conseguimos averiguar que la esta pasando-comento la directora.
Al día siguiente a primera hora llamo al despacho del Doctor Morgan, el sicólogo.
-Buenos días Arthur, soy Maguerit ¿cuando me podrías recibir para hablarte del problema de una alumna?
-A las 12´00 tengo un rato libre ¿le viene bien?-le contesto el Doctor.
-De acuerdo a esa hora me viene bien.
Eran las 11´30 y se puso en camino hacia la consulta del Doctor Morgan, la  Señorita Benton tuvo que recorrerse varios pasillos hasta llegar a la consulta, al llegar a la puerta llamo y una voz desde dentro la mando pasar.
-Buenos días Arthur.
-Buenos días, pasa y toma asiento-Maguerit entro y tomo asiento-en que puedo ayudarte.
Maguerit se puso a contarle el problema que había con Sila, cuando  termino le pregunto si creía que era necesario que acudiera a la consulta. Arthur la dio hora, creía que los argumentos que le había dado Maguerit eran suficientemente preocupantes como para hablar con la joven y averiguar que le pasaba.
-Voy a mirar en la agenda haber si puedo verla mañana-miro haber si tenia alguna hora libre-mañana  a las 10´00 tengo libre, mándamela.
 -De acuerdo, mañana te la traeré yo personalmente-y se despidió
Antes de marcharse a su despacho se dirigió hacia las aulas, quería darle ella misma el recado a la alumna, ya quedaba poco para que terminaran las clases y decidió esperar en conserjería a que sonara la campana, mientras esperaba estuvo charlando con Henry. Ya era la hora y salio camino de la entrada, sabia que allí la vería salir seguro, comenzaron a salir todos los alumnos que la miraban extrañados como preguntándose que hacia allí la directora, vio venir a la joven, se acerco hacia ella y la pidió que la acompañara para hablar, a Sila no le gusto mucho la idea pero sabia que si se negaba la volverían a castigar así que  la acompaño aunque a regañadientes, se metieron en una de las clases y cerro la puerta.
-Ayer en la reunión de profesores todos coincidieron viendo el mal resultado de tus notas y como al parecer tu no haces nada por mejorar hemos decidido que vayas ha hablar con el Doctor Morgan, vengo  ahora de verle y te ha dado hora para mañana.
-¿Cómo?-contesto Sila- yo no necesito un loquero, yo estoy bien, no pienso ir.
-No tienes mas remedio o me veré obligada a ponerlo en conocimiento de tus padres, o empiezas a tomarte en serio los estudios o vas fuera, tu veras así que  te guste o no iras a ver al Doctor vete haciendo a la idea, es mas, yo te acompañare, te quiero ver en la puerta de entrada a las 9´30, ahora puedes retirarte a tu habitación y quiero verte en la cena ¿entendido?
Sila se dio la vuelta cabreada y se marcho derecha a su habitación, Sandra al verla entrar se olio que algo había pasado, pero recordó la ultima vez que entro así y prefirió no preguntarla, ni siquiera cuando llego la hora de bajar a cenar se atrevió a decirla nada.
Estaban sentándose cada uno en su sitio cuando vieron que se acercaba hacia ellos y tomo asiento, nadie la dijo nada, se la notaba muy enfadada, Katia estaba a su lado e hizo intención de saludarla pero Sandra le quito la idea haciéndola un gesto. La Señorita Benton la observaba desde la mesa mientras cenaba. Todos los días solían juntarse un rato después de cenar en el vestíbulo antes de irse a dormir, esa noche volvió a ser el tema de conversación de todo el grupo. Sila no se quedo, se fue directamente a su habitación, lo primero que hizo al llegar es coger el teléfono antes de que su compañera viniera a acostarse, no quería que la escuchara hablar con Robert, le estuvo contando lo que la había dicho la directora.
-Lo que tienes que hacer es pasar de ella y si se pone chula la das un par de hostias y si tú no te atreves voy yo, quien se ha creído que es–contesto el tipo muy cabreado.
Sila buscaba algo de animo de su pareja y lo único que hizo fue ponerla mas nerviosa.
-¿No entiendes que si me pongo chula me pueden volver a castigar? o peor aun me expulsarían, llamarían a mis padres y tendría que volver a mi casa y no quiero, de momento tengo que aceptar sus condiciones.
-Pues para que me has llamado si no vas a hacer nada, a mi no me vengas con lloriqueos, tengo mejores cosas en las que emplear mi tiempo adiós-y colgó el teléfono. La chica se quedo perpleja sabia que Robert era posesivo pero nunca imagino que pasaría así de ella, no había pasado mucho rato cuando pensó  que probablemente era porque estaba cansado y que seguro que cuando se volvieran a ver todo volvería a su cauce.
Eran las 9´30 y la señorita Benton la esperaba en la entrada, se saludaron y se encaminaron hacia la consulta del Doctor Morgan, ninguna de las dos dijo nada en todo el camino, la puerta de la consulta estaba abierta y el doctor las estaba esperando.
-Buenos días Arthur, esta es Sila.
Arthur se levanto y le dio la mano
-Hola Sila, espero que me veas como a un amigo.
-Yo no te conozco, no puedes ser mi amigo, además  estoy aquí porque me han obligado.
Arthur ya estaba acostumbrado ha ese tipo de contestaciones así que no le dio importancia, la mando sentarse mientras se despedía de la Señorita Benton.    
Ya estaban todos los alumnos en clase, en los pasillos solo se oía al personal de mantenimiento, Henry conversaba con Elis, una de las limpiadoras, cuando vio pasar a Kevin, llevaba una sonrisa de oreja a oreja.
-Vaya, hoy te veo muy contento, creo que es la primera vez que te veo sonreír así desde que te conozco-comento Henry.
-Uyuyuy, para mí que esa sonrisa es por una chica-dijo Elis.
El joven les miro pero no les dijo nada, solo levanto un poco los hombros y se fue con su gran sonrisa.
-Hay Dios, quien fuera joven–comento Elis.
Henry se despidió de la mujer y se marcho a hacer sus obligaciones.