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miércoles, 23 de mayo de 2012

Capitulo 3

Mientras, en el pueblo, la madre de Sila estaba preocupada, la había llamado en varias ocasiones y la había dejado varios mensajes pero no recibió respuesta ninguna de la joven, había transmitido su preocupación a su marido pero este le quiso quitar importancia.
-No se, me tiene preocupada la niña-le comento al marido.
-Vamos mujer no te preocupes, seguramente estará muy ocupada estudiando, ya veras como en cuanto pueda te llama.
-Pero es que ya a pasado una semana y no se nada de ella, te digo que no es normal.
-Bien pues si quieres para que te quedes mas tranquila mañana hacemos una llamada a la Residencia.
Las horas se la hicieron interminables, miraba constantemente al reloj, en cuanto dieron las diez cogió el auricular y procedió a hacer la llamada, contesto una mujer.
-Buenos Días, residencia de alumnos del Campus Universitario, en que puedo ayudarle.
-Buenos Días señorita, soy la madre de una alumna, es que estoy preocupada pues llevo toda la semana intentando hablar con ella y no me coje el teléfono ni responde a mis mensajes, le importaría decirme si se encuentra bien.
-Dígame el nombre de la alumna.
La mujer le dio el nombre completo.
-Espere un momento por favor.
Pasaron unos minutos antes de obtener contestación.
-Disculpe la espera señora, la alumna por la que usted pregunta se encuentra bien, ahora esta en clase.
-Gracias señorita, seria tan amable de dejarla un recado.
-Por supuesto que quiere que la diga.
-Dígale que he llamado, que estoy preocupada, que me llame.
-De acuerdo señora, lo dejo aquí escrito para que le pasen el mensaje.
-Gracias señorita no se olvide por favor, que tenga un buen día.
-No se preocupe, que tenga un buen día usted también-y colgaron.
Después de haber hablado con la señorita se quedo mas tranquila, pero seguía sin entender porque su hija no atendía a sus llamadas. Salio a dar un paseo, necesitaba que la diera el aire, cogió el móvil por si acaso le habían dado el mensaje a su hija, iba pensativa y distraída por la calle, no se dio cuenta que la madre de Katia la estaba llamando hasta que no la tuvo delante.
-Que pasa Lucy no has oído que te llamaba.
- Perdona es que iba distraída y no te he escuchado.
-Te ocurre algo, te noto preocupada.
-Es Sila llevo toda la semana llamándola y no me contesta, hoy he tenido que llamar a la residencia para ver si se encontraba bien y me han dicho que no la pasaba nada, si esta bien porque no me llama no lo entiendo.
-Bueno ya sabes, los jóvenes a veces van a su aire y más si no nos tienen a su lado.
-Y tú sabes algo de Katia.
La mujer se quedo un momento parada, no sabia que decir, no quería preocuparla mas diciéndola que había hablado con ella el día anterior, así que tuvo que decirle una pequeña mentira.
-Hace varios días que tampoco se nada de ella, supongo que tendrán mucho que estudiar, es mejor no agobiarlas.
-No se, puede que me este preocupando demasiado, de todas formas si consigues hablar con tu hija antes, pregúntale si ella sabe algo, supongo que ellas se verán todos los días y algo sabrá.
-Tranquila que si hablo con Katia se lo comentare, bueno, ahora me tengo que ir a colocar la tienda ya hablaremos, hasta luego.
-Hasta Luego.
Las dos mujeres se separaron, cuando llego a la tienda se lo comento a su marido.
-Lucy me ha puesto en un compromiso al querer que yo le cuente algo que puede que su hija no quiera que se sepa, me parece muy raro que lleve una semana sin recibir contestación a las llamadas y si la pregunto a Katia a lo mejor la pongo en un aprieto preguntando el motivo por el cual Sila no quiere hablar con su madre.
-Tienes razón es raro, pero si hubiera pasado algo me figuro que alguien del campus se hubiera puesto en contacto con los padres, no crees.-contesto el marido.
-Pienso que si, bueno no le demos mas vueltas, lo que sea ya lo sabremos.
Y los dos siguieron con su tarea.
Mientras en su habitación, Katia no hacia más que darle vueltas ¿Quién podía ser el chico que la había cambiado tanto a su amiga? Sentía curiosidad por conocerle así que decidió que el próximo día iría a la disco con todos y se lo comento a Marian. La joven se puso muy contenta de que su compañera por fin se decidiera a ir con ellos, lo que no se podía imaginar eran los motivos.
-Ya veras que bien te lo pasas, hay gente muy divertida-dijo Marian.
Por la mañana se encontró con Mark camino de las aulas y le comento su decisión, el  joven se alegro de  que por fin saliera de aquel cuarto para ir con ellos.
Las dos amigas se cruzaron después de las clases, Sila parecía llevar prisa y casi ni se paro ha hablar con su amiga, la dijo sobre la marcha que la habían llamado de la residencia, que tenia un recado. Katia no pudo decirle a su amiga que iba a ir a la disco, y pensó que ya tendría ocasión en otro momento de decírselo.
-Hola, me han dicho que tenéis un recado para mí-pregunto Sila a la secretaria.
-Dime tu nombre – la joven se lo dio.
-Aquí esta, ha llamado tu madre, dice que esta muy preocupada, que no sabe nada de ti y que la llames.
-Bien gracias-contesto la joven.
Fue a su habitación y decidió llamarla antes de que empezara a llamar a todo el mundo. Sonó el teléfono y Lucy vio en la pantalla del auricular que era el número de su hija y se apresuro a cojerlo.
-Hola cariño, como estas, me tenías preocupada, te he dejado varios mensajes y al ver que no me contestabas he tenido que llamar a la residencia.
-Los he visto pero tengo mucho que estudiar, por eso no te he contestado.
-Algún ratito habrás tenido para al menos decirme que esta bien.
-Pues no mama y no te pongas pesada, ya me pondré en contacto cuando pueda.
-Hija que te pasa, te noto extraña, de verdad que estas bien.
-Que si mama estoy bien y ahora te dejo que estoy cansada adiós.
Lucy se quedo fría, su hija la había colgado el teléfono ahora si que empezó a preocuparse, esa aptitud no era normal en su hija, algo la estaba pasando.
Llego el  viernes y Katia se reunió con sus amigos en la puerta para coger el autobús, cuando su amiga la vio se quedo sorprendida.
-No sabía que ibas a venir, como es que no me has dicho nada.
-Bueno el otro día intente decírtelo pero llevabas tanta prisa que apenas me diste tiempo y después ya no hemos coincidido.
A la joven no la gusto mucho la idea de que su amiga fuera a la disco con ella. Subieron al autobús y vio como Sila se iba al final ella sola así que decidió ponerse junto a ella.
-Oye será mejor que antes de llegar a la parada te vayas con los otros, Robert me estará esperando y no le gusta ver a nadie a mi lado.
-Pues si a Robert no le gusta que me lo diga a mi, además quien es el para decirte con quien debes o no estar.
-Es mi novio y de verdad no quiero problemas con el.
-Pues lo siento no me voy a levantar de aquí.
Sila empezó a ponerse nerviosa sabia que si Robert veía a alguien junto a ella se enfadaría, pero tampoco podía prohibir a su amiga que se sentara a su lado.
Llegaron a la parada y empezaron a bajar, allí estaba Robert esperando, daba un poco de respeto de cuerpo atlético de piel morena y el pelo muy corto, nadie se paro a saludarle, a ninguno de los amigos le gustaba aquel tipo, las ultimas en bajar fueron las dos jóvenes, Robert la miro a Sila con mala cara y la joven se dio cuenta, sabia que la iba a echar la bronca, se acerco al joven, Katia la acompaño y entonces hizo las presentaciones.
-Mira, esta es mi amiga Katia, de la que te hable de mi pueblo.
El joven se acerco y la saludo dándole dos besos en las mejillas.
-Encantado de conocerte, como te has animado a venir, Sila me ha contado que no te gustan las discos.
-Y no me gustan, pero como no hacen mas que insistir en lo bien que se pasa y lo divertido que es  pues he sentido curiosidad y aquí estoy.
Los jóvenes empezaron a caminar hacia la discoteca allí se encontraron con el resto de los amigos. Una vez dentro Katia no se lo podía creer ¡¡¡Dios, esto es grandísimo!!! Los amigos la miraron y sonrieron cuando vieron la expresión de su cara.
-Vamos a sentarnos-dijo uno de ellos.
-Bueno, nosotros nos vamos –dijo Robert cogiendo el brazo de su amiga.
-A donde-le pregunto Katia.
Su amiga la contesto que ellos se juntaban en el fondo con los amigos de Robert. Viendo las intenciones de irse con su amiga, Mark la cogio del brazo y la acerco a donde estaban los compañeros de la residencia.
-Será mejor que te quedes aquí, esa gente no es trigo limpio, no se que ha visto Sila en ellos pero a nosotros no nos gustan nada.
La joven hizo caso a su amigo y se sentó donde le había recomendado, no había pasado mucho tiempo y algunos se levantaron hacia la pista de baile, y poco a poco  se fue quedando sola, Mark se acerco a la joven y la invito a que se reuniera con el grupo, en principio no quería pero al final se animo. Estaba en la pista cuando observo que el tal Robert la estaba hablando de muy malos modos a su amiga y que ella bajaba la mirada como si le tuviera miedo, aquella escena la dio mala espina, no entendía como su amiga, una chica tan extrovertida y que nunca la habían gustado que la mandaran, ahora se dejara amedrentar por aquel individuo. Se estaba poniendo de mal humor pero no quiso meterse, pensó que cuando llegaran a la residencia hablaría con ella. Estaba bailando con sus amigos cuando alguien del grupo de Robert se acerco a Katia, se puso delante de ella y le dijo que se fuera con el a la mesa donde estaba su amiga. Katia le dio las gracias pero no acepto la invitación.
-Yo he venido con estos amigos y con ellos me voy a quedar.
Al joven no le gusto nada la respuesta, y se fue muy enfadado.
-Que  ocurre-le pregunto Simon, otro de los compañeros de la residencia.
-Nada Simon.
-Pues a mi me ha parecido que te estaba molestando ese tipo.
-Me ha pedido que me acercara con el a donde están sus amigos y yo he rechazado su oferta, creo que no se lo ha tomado muy bien.
-Ten cuidado con ellos, son de los que no suelen admitir un no por respuesta.

martes, 15 de mayo de 2012

Capitulo 2

Sila conoció a Mark, enseguida hicieron amistad pues los dos jóvenes tenían el carácter muy parecido, Mark le comento que los Viernes solían ir a una discoteca que había  en la ciudad.
-Si te apetece este fin de semana puedes venir con tus amigas.
A Sila le encanto la idea, eso de quedarse encerrada en la habitación los fines de semana no le hacia ninguna ilusión, ella siempre estaba dispuesta a divertirse lo peor iba a ser convencer a Katia de que fuera con ella pues no era muy de bailes. Espero el momento adecuado para decírselo, aprovecho cuando llego recreo para comentarle lo que le había dicho Mark y como se temía no la gusto la idea a su amiga.
-Vamos no seas aburrida – le dijo Sila- no pretenderás quedarte todo el curso encerrada en la habitación cuando no haya clases.
-El que yo no vaya no quiere decir que tu tengas que quedarte conmigo, sabes que a mi no me gustan los bailes, pero  tu puedes ir cuando quieras.
Sila intento por todos los medios convencerla sin conseguirlo, así que decidió que si su amiga no quería ir ella si lo haría, los días siguientes fueron un poco tensos entre las dos amigas, Sandra y Marian también quisieron apuntarse a la diversión, así que Sila fue la encargada de quedar con Mark y otros compañeros para ir a la ciudad  el Viernes.
-Quedamos a las 6 en la puerta de la entrada al campus.
-Bien se lo comentare a mis amigas.
Sila hizo un último intento para convencer a su amiga, pero sin mucho éxito.
Llego el ansiado día, todos tenían ganas de diversión, en la puerta les esperaba un autobús que iba a la ciudad, bajaron del autobús cuando llegaron y se dirigieron hacia la Discoteca, Sila estaba de lo mas feliz cuando entro y vio tantas luces y aquella música que invitaba a mover el cuerpo, nada que ver con la pequeña sala de baile de su pueblo.
-¡Uau! que maravilla –exclamo la joven
Todos sus amigos se quedaron mirándola.
-Que pasa ¿nunca habías visto una Disco?- le pregunto Mark
-No, es la primera vez.
Una vez dentro buscaron mesa y se sentaron, varios jóvenes se ofrecieron a ir a por la consumición, después de un rato algunos se levantaron y se fueron hacia la pista a bailar, Mark se quedo con Sila.
-Quieres bailar –le dijo el joven –Sila asintió y los dos se fueron a reunir con sus amigos. Mientras en la Residencia Katia estaba en la habitación sola, había estado repasando algunos libros, estaba encendiendo la TV cuando sonó el móvil, miro la pantalla y vio que era su madre.
-Hola mama.
-Hola hija como estas, ¿va todo bien?
-Estoy bien mama, he estado estudiando un rato y ahora iba a ver la TV.
-Has hecho amigos.
-Si, algunos son  del curso pasado. Y vosotros que tal estáis.
-Bien, papa trabajando ya sabes y tus hermanos ahí, algunos días se ponen insoportables, por cualquier cosa se pelean.
-Y que tal las cosas por el pueblo.
-Como siempre aquí hay poco que contar, ¿necesitas algo?
-No mama, aquí tenemos de todo, no te preocupes.
-Vale cariño – se despidieron y la joven se recostó en la cama y siguió mirando el televisor.
Mientras tanto, Sila no paraba de bailar, no lo dejo hasta que un amigo se acerco y la dijo que tenían que marcharse.
-Ya, que pronto.
-En 15 minutos sale el último autobús que va a la Residencia y no podemos llegar tarde.
-De acuerdo, lo que pasa es que se me ha hecho corto, me lo estaba pasando también-Subieron al autobús entre risas-Me lo he pasado de muerte, hacia tiempo que no me lo pasaba también como hoy.
Bajaron del autobús y cada uno se dirigió a su habitación. Marian entro en silencio, creía que Katia dormía porque no se oía nada, la joven ya había apagado el televisor y estaba a oscuras.

-Puedes encender todavía no duermo.
Marian encendió la luz.
-Creí que dormías, como es tan tarde.
-Que tal os lo habéis pasado- le pregunto
-De maravilla, casi no hemos parado de bailar, sobre todo Sila, mañana seguro que la duele todo el cuerpo.
Marian se sentó en el borde de la cama y se dispuso a contar con todo detalle lo bien que se lo había pasado y animo a su compañera para que fuera la próxima vez.
Las dos amigas se encontraron al día siguiente en el vestíbulo  y Sila no paro de hablar de lo bien que se lo había pasado.
-Dios mío Sila me vas a poner dolor de cabeza, para ya.
-Lo siento es que estoy tan emocionada que no me he dado cuenta, y dime, que tal tu, que has hecho.
-Aparte de estudiar y ver la tele, nada, lo único extraordinario que hable por teléfono con mi madre.
A Sila le cambio la cara
-No le habrás dicho que fui al baile.
-Tranquila no le he dicho nada, tampoco me pregunto por ti.
-Bien porque si se entera mi madre me da la charla.
El resto del fin de semana transcurrió de lo más normal.
Comenzó la semana y de nuevo la rutina, y así pasaron los meses.
Sila estaba bajando las notas, cada vez estudiaba menos, se la veía distraída solo se animaba cuando quedaba para ir a la Disco.
-No se que te esta pasando pero como sigas así van a terminar llamando a tus padres.
-Oye, no te metas en lo que no te llaman, estoy bien lo que pasa que me esta costando un poco mas de lo que pensaba estudiar, pero te aseguro que lo recuperare, así que deja de darme la vara.
-Bueno tu veras lo que haces, yo solo se que desde que sales los viernes no te concentras, y perdona si me preocupo por ti.
Las dos jóvenes se dirigieron cada una a su habitación, en el camino Katia se encontró con Sandra, la compañera de cuarto de Sila.
-Hola Sandra-Sandra la devolvió el saludo-Acabo de dejar a Sila, sabes, me tiene preocupada, esta bajando las notas, ¿tu sabes que la pasa?- pregunto Katia.
-Pues no la verdad, lo único que se es que ha conocido a un chico en la Disco y desde que esta con el solo se junta con nosotros en el autobús y no habla apenas.
Katia empezó a darle vueltas, ¿quien seria ese chico que la estaba cambiando tanto? Camino a las aulas, delante de ella iba Mark, y comenzó a andar ligero intentando alcanzarle, cuando ya le tuvo a su altura le pregunto.
-Buenos Días Mark –le saludo con la voz entrecortada.
-Buenos Días Katia, ocurre algo.
-Se trata de Sila, esta como ida y va muy mal con los estudios, tú sabes que la pasa.
-A nosotros también nos preocupa, las dos ultimas semanas casi ni habla en el autobús y por mas que la preguntamos no nos quiere decir nada, solo contesta que esta bien y que la dejemos en paz.
-No lo entiendo, ella no es así, siempre estaba alegre-le respondió la joven.
-Yo creo que es desde que conoció a un tal Robert, no la deja ni un minuto sola, esta en la parada cuando llegamos y la acompaña a la vuelta, la dice hasta donde debe sentarse, no me gusta nada el tipo.


miércoles, 9 de mayo de 2012

Capitulo 1

Se acercaba el momento de partir, no había pegado ojo en toda la noche, escucho como su madre habría la puerta de la habitación  y se acercaba a ella.
-Katia ya es la hora, levántate.
-Voy mama – contesto
Katia se levanto, estaba muy nerviosa, se fue hacia el baño y se pego una ducha para despejarse, después se vistió y salio de la habitación hacia la cocina donde la esperaba su madre, la había preparado el desayuno, un vaso de leche con tostadas.
-Buenos Días mama – dijo Katia.
-Buenos Días cariño – le contesto.
-Siéntate y desayuna bien, te espera un largo viaje.
-De acuerdo – contesto- Donde esta papa – pregunto.
-Esta fuera metiendo las maletas en el coche.
Katia se sentó y comenzó a desayunar, mientras su madre la observaba. Se notaba por las ojeras que no había descansado bien pero no la dijo nada.
-Y mis hermanos –pregunto.
-Están fuera ayudando a papa.
-Bien – contesto.
-Ya me he tomado el desayuno, voy a por mi bolso y nos vamos.
La madre asintió con la cabeza, recogió la mesa y se quito el delantal.
-Yo también voy a por mi bolso- dijo la madre.
Salieron las dos afuera, la madre cerro la puerta y se dirigieron al coche donde les esperaba su padre y hermanos.
-Buenos Días papa – se acerco a el y le dio un beso.
-¿Ya esta todo en el coche? – pregunto Katia.
-Si cariño cuando quieras nos vamos.
Abrió la puerta del coche y entro allí, estaban sus hermanos que la miraban con cara de tristeza.
-Vamos chicos no estéis tristes, ya veréis, las vacaciones de navidad vendré a pasarlas con vosotros.
Sus padres entraron en el coche y se pusieron en marcha hacia la estación de tren. Cuando llegaron ya estaban Sila y sus padres esperando.
-Buenos Días – se saludaron las dos familias.
-¿Nerviosa?-le pregunto Sila a Katia
-Nerviosísima, no he dormido apenas- contesto Katia.
Los padres de las dos jóvenes se pusieron a conversar mientras llegaba el tren. A los padres de Sila se les veía un poco más nerviosos, era su única hija y se quedaban solos. Los altavoces anunciaban que en 2 minutos entraría el tren en la estación. Katia y Sila cogieron sus maletas y junto a sus familias se dirigieron al andén. Según entraba el tren a la estación los padres se abrazaron fuerte a sus hijas, apenas podían respirar, tuvieron que hacer un gran esfuerzo para poder separarse. Cuando Katia consiguió librarse de los abrazos se volvió hacia sus hermanos y les dio un beso y un abrazo a cada uno de despedida.
Katia y Sila subieron al tren, entraron en el vagón cama y dejaron sus maletas, después salieron al pasillo para despedirse, a través de la ventanilla, de sus familias. Los altavoces de la estación anunciaron que el tren iba a efectuar su salida, a las jóvenes se les hizo un nudo en el estomago viendo como quedaba atrás aquel lugar donde habían nacido y pasado su adolescencia, y como poco a poco se alejaban y dejaban de ver a su familia.
Se metieron dentro y se sentaron, estuvieron un rato sin decir nada mirándose hasta que Sila rompió el silencio.
–Vamos hay que animarse.
Estuvieron un rato charlando recordando las travesuras de pequeñas, hasta que el cansancio las venció, habían pasado mala noche.
Katia le dijo a su amiga.
–Creo que deberíamos dormir un rato, nos espera un día muy largo-Sila asintió con la cabeza.
Las despertó unos golpes en la puerta que las avisaba del final del trayecto, las dos jóvenes cogieron sus maletas y se acercaron a la puerta de salida. En el andén les esperaba una mujer con una carpeta en la mano, entonces se presento a los jóvenes.
-Me llamo Dora y soy ayudante de dirección de la residencia donde vais a vivir durante este curso, ahora quiero que os pongáis en fila, levantad la mano según os vaya nombrando, una vez que compruebe que estáis todos iremos directos al autobús que nos llevara a la residencia.
Una vez que comprobó que no faltaba nadie los mando dirigirse a las escaleras que les llevaría al hall de la estación y desde allí al autobús. Una vez dentro la ayudante les pregunto que si tenían hambre, todos dijeron que si, entonces saco una bolsa que contenía bocadillos y refrescos y empezó a repartirlos, Katia y Sila no los aceptaron porque sus padres les habían preparado comida para el viaje, solo cogieron los refrescos.
Por fin llegaron a la residencia, se bajaron del autobús y recogieron sus maletas, Dora les invito a que la siguieran y así lo hicieron, había dos pabellones uno para chicos y otro para chicas, primero  subieron a la planta de las chicas y allí las dio una tarjeta-llave con el numero de habitación correspondiente, ni a Katia ni a Sila les había tocado la misma habitación, una vez hubo repartido la tarjeta-llave a todas les mando que se fueran acomodando mientras ella se iba al pabellón de los chicos. A Katia la toco compartir habitación con Marian, una vez hechas las presentaciones se dispusieron a colocar la ropa que había en sus maletas en su sitio correspondiente, estaban en la faena cuando oyeron a través del megáfono los horarios de las clases y las normas que había que seguir. Una vez colocada toda la ropa en su sitio se ducharon y prepararon para ir a cenar, bajaron al hall y allí vieron un cartel donde les informaba donde estaba el salón-comedor, se quedaron en la puerta, estaban impresionadas de lo grande que era, las mesas estaban cubiertas por dos manteles, el de debajo de color marrón y el que le cubría de tono beige, las sillas eran de madera, de estilo clásico, había grandes ventanales cubiertos con cortinas de color Blanco-roto, las mesas tenían capacidad para 50 alumnos, estaban colocadas de tal manera que podían ver una que había al fondo donde se sentaban la directiva del campus y algún que otro profesor. Comenzaron a caminar sin dejar de mirar a su alrededor, entonces fue cuando Katia vio a su amiga sentada en una de las mesas y se dirigió hacia ella, estaba con su compañera de habitación.
-Hola, ¿has visto esto?, es enorme-comento la joven.
-Buff,  yo me he quedado sin habla-le contesto Sila-Mira te presento a mi compañera de habitación, se llama Sandra.
Katia también las presento a su compañera y procedieron a sentarse.
Estaban comentando todo lo que allí estaban viendo cuando una mujer de la mesa del fondo se levanto y comenzó a hablar a través de un micrófono.
-Buenas Noches, me llamo Maguerit Benton, soy la directora del campus bienvenidos, muchos de ustedes ya estuvieron el curso pasado aquí y otros son nuevos a todos les deseo una feliz estancia, para los que se han incorporado hoy por primera vez quiero que sepan que mañana, después del desayuno, un conserje ira con ustedes para que conozcan el campus y enseñarles donde están las clases y el resto de departamentos, incluida la cafetería, donde irán a comer durante todo el curso, exceptuando los fines de semana que se servirán solo en el Salón-Comedor, la cena se servirá a las 8:30 pm. Les aviso que si alguien llega mas tarde de esa hora se quedara fuera, mañana también se les dará una hoja informativa de los horarios de las clases y el nombre de los profesores, si en algún momento tienen una duda pueden dirigirse a la oficina de Atención al Alumno, y dicho esto bienvenidos de nuevo y ya podemos comenzar la cena.
Entonces vieron como una puerta que había al fondo se habría y comenzaron a salir unos camareros con bandejas donde traían la cena, no se oía ni una voz, estaban todos en silencio, una vez les sirvieron comenzaron a cenar, cuando terminaron esperaron a que la directora se levantara y entonces comenzaron a salir hacia sus habitaciones todo en perfecto orden, cuando llegaron a su cuarto se lavaron los dientes, se pusieron el pijama y se acostaron, el cansancio hizo que se durmieran pronto.
Estaban en lo mejor del sueño cuando oyeron a través de un altavoz que era la hora de levantarse y bajar a desayunar. Se levantaron y se pegaron una ducha para espabilarse, después se vistieron y bajaron, tras el desayuno les esperaba el encargado de enseñarles el campus como les había informado la noche anterior la Directora. Salieron al vestíbulo como se les había ordenado.
-Buenos Días me llamo Henry y soy el encargado de enseñarles donde están las clases y zonas comunes.
Se dirigieron al edificio que tenían enfrente, Henry abrió las puertas y los jóvenes  comenzaron a entrar, no daban crédito a lo que estaban viendo, aquello era enorme y las que mas impresionadas estaban eran Katia y Sila, los fue enseñando uno a uno los pabellones del edificio. Cuando acabaron una de las jóvenes exclamo algo.
-¡Esto es enorme!, seguro que me perderé.
Henry se volvió hacia ellos y les dijo.
-Ya os iréis acostumbrando.
Salieron fuera y les enseño los alrededores, había unos jardines preciosos muy bien cuidados, había zonas con carteles donde avisaban que las zonas verdes no se podían pisar. Una  vez hecho el recorrido se dirigieron a la Residencia, ya era casi la hora del almuerzo y debían subir a lavarse un poco antes de bajar al comedor. 
Era Lunes comenzaban las clases, Katia se había levantado antes que les anunciaran por megáfono que era la hora, ya estaba vestida cuando su compañera se despertó.
-Que madrugadora- le dijo Marian
-Si es que apenas he dormido, he estado casi toda la noche pendiente del reloj.
Las dos jóvenes cogieron sus mochilas y salieron camino del campus, en el camino se encontraron con Sila y con Sandra, se dirigieron hacia la cafetería y se tomaron un desayuno rápido. Se dirigieron hacia las aulas y allí se separaron.
A lo largo de la semana fueron conociendo a los profesores que iban a darles clases durante el curso, y poco a poco conocerían a otros alumnos, algunos ya de otros cursos anteriores.
Pronto llego el fin de semana y como no conocían ningún sitio donde poder divertirse se tuvieron que quedar en su habitación.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Katia y Sila

Katia era una joven tímida, buena estudiante, desde pequeña su sueño siempre había sido poder ir a la Universidad. Ahora aquel sueño iba a convertirse en realidad, había conseguido aprobar todos los exámenes con muy buenas notas. Nacida en un pequeño pueblo donde todos se conocían, sus padres tenían un negocio de alimentación en el que pasaban muchas horas, tenían que hacer muchos sacrificios para que sus hijos pudieran formarse, no querían que les pasara lo que a ellos que no tuvieron oportunidades, sus abuelos habían sido campesinos y lo mas que pudieron darles fue unas pequeñas tierras a el y a sus hermanos. El padre de Katia fue el único  que vendió las tierras y se quedo en el pueblo, como a el no le gustaba el campo se monto su propio negocio, era la única tienda que había así que todos los lugareños era donde iban a comprar. La madre de Katia solo atendía la tienda por las tardes junto a su padre, por la mañana se dedicaba a atender las tareas de casa y a cuidar de los niños, la escuela no era muy grande y como muchos del pueblo habían emigrado pues no quedaban muchos niños. Katia no quería decepcionar a sus padres que habían puesto toda su ilusión en que algún día todos sus hijos pudieran salir de allí donde tendrían mas y mejores  oportunidades. La primera en salir seria su hija, también sabían que la echarían de menos pero estaban preparados, sabían que solo la verían en vacaciones pero lo tenían asumido. Pero Katia no se iría sola, su amiga de siempre también la acompañaría, iban a estar juntas en la misma Universidad así que pensó que por lo menos habría alguien con la que compartir vivencias. Sila era todo lo contrario a Katia, era muy extrovertida y tenia mucha energía la gustaban las fiestas, hija única nunca, tuvo que compartir con otros hermanos, el padre trabajaba en el ayuntamiento y la madre era costurera, los volvía locos, nunca los hacia caso, siempre hacia lo contrario de lo que ellos la decían, la consintieron demasiado y ahora estaban sufriendo las consecuencias, así que cuando les dio la noticia  vieron el cielo abierto cuando les dijo que había conseguido entrar en la Universidad, pensaron que allí la enseñarían a ser disciplinada… nada mas lejos de la realidad pero claro, que sabían ellos de cómo se vivía fuera del pueblo si apenas habían salido de el. Las dos jóvenes se irían al comenzar el curso así que sus padres estuvieron todo el verano preparando su marcha, habían ahorrado un poco para que pudieran cubrir algunas necesidades durante el curso.