Mientras, en el pueblo, la madre de Sila
estaba preocupada, la había llamado en varias ocasiones y la había dejado
varios mensajes pero no recibió respuesta ninguna de la joven, había
transmitido su preocupación a su marido pero este le quiso quitar importancia.
-No se, me tiene preocupada la niña-le
comento al marido.
-Vamos mujer no te preocupes, seguramente
estará muy ocupada estudiando, ya veras como en cuanto pueda te llama.
-Pero es que ya a pasado una semana y no se
nada de ella, te digo que no es normal.
-Bien pues si quieres para que te quedes
mas tranquila mañana hacemos una llamada a la Residencia.
Las horas se la hicieron interminables,
miraba constantemente al reloj, en cuanto dieron las diez cogió el auricular y
procedió a hacer la llamada, contesto una mujer.
-Buenos Días, residencia de alumnos del
Campus Universitario, en que puedo ayudarle.
-Buenos Días señorita, soy la madre de una
alumna, es que estoy preocupada pues llevo toda la semana intentando hablar con
ella y no me coje el teléfono ni responde a mis mensajes, le importaría decirme
si se encuentra bien.
-Dígame el nombre de la alumna.
La mujer le dio el nombre completo.
-Espere un momento por favor.
Pasaron unos minutos antes de obtener
contestación.
-Disculpe la espera señora, la alumna por
la que usted pregunta se encuentra bien, ahora esta en clase.
-Gracias señorita, seria tan amable de
dejarla un recado.
-Por supuesto que quiere que la diga.
-Dígale que he llamado, que estoy
preocupada, que me llame.
-De acuerdo señora, lo dejo aquí escrito
para que le pasen el mensaje.
-Gracias señorita no se olvide por favor,
que tenga un buen día.
-No se preocupe, que tenga un buen día
usted también-y colgaron.
Después de haber hablado con la señorita se
quedo mas tranquila, pero seguía sin entender porque su hija no atendía a sus
llamadas. Salio a dar un paseo, necesitaba que la diera el aire, cogió el móvil
por si acaso le habían dado el mensaje a su hija, iba pensativa y distraída por
la calle, no se dio cuenta que la madre de Katia la estaba llamando hasta que
no la tuvo delante.
-Que pasa Lucy no has oído que te llamaba.
- Perdona es que iba distraída y no te he
escuchado.
-Te ocurre algo, te noto preocupada.
-Es Sila llevo toda la semana llamándola y
no me contesta, hoy he tenido que llamar a la residencia para ver si se
encontraba bien y me han dicho que no la pasaba nada, si esta bien porque no me
llama no lo entiendo.
-Bueno ya sabes, los jóvenes a veces van a
su aire y más si no nos tienen a su lado.
-Y tú sabes algo de Katia.
La mujer se quedo un momento parada, no
sabia que decir, no quería preocuparla mas diciéndola que había hablado con
ella el día anterior, así que tuvo que decirle una pequeña mentira.
-Hace varios días que tampoco se nada de
ella, supongo que tendrán mucho que estudiar, es mejor no agobiarlas.
-No se, puede que me este preocupando
demasiado, de todas formas si consigues hablar con tu hija antes, pregúntale si
ella sabe algo, supongo que ellas se verán todos los días y algo sabrá.
-Tranquila que si hablo con Katia se lo
comentare, bueno, ahora me tengo que ir a colocar la tienda ya hablaremos, hasta
luego.
-Hasta Luego.
Las dos mujeres se separaron, cuando llego
a la tienda se lo comento a su marido.
-Lucy me ha puesto en un compromiso al
querer que yo le cuente algo que puede que su hija no quiera que se sepa, me
parece muy raro que lleve una semana sin recibir contestación a las llamadas y
si la pregunto a Katia a lo mejor la pongo en un aprieto preguntando el motivo
por el cual Sila no quiere hablar con su madre.
-Tienes razón es raro, pero si hubiera
pasado algo me figuro que alguien del campus se hubiera puesto en contacto con
los padres, no crees.-contesto el marido.
-Pienso que si, bueno no le demos mas
vueltas, lo que sea ya lo sabremos.
Y los dos siguieron con su tarea.
Mientras en su habitación, Katia no hacia más
que darle vueltas ¿Quién podía ser el chico que la había cambiado tanto a su
amiga? Sentía curiosidad por conocerle así que decidió que el próximo día iría
a la disco con todos y se lo comento a Marian. La joven se puso muy contenta de
que su compañera por fin se decidiera a ir con ellos, lo que no se podía
imaginar eran los motivos.
-Ya veras que bien te lo pasas, hay gente
muy divertida-dijo Marian.
Por la mañana se encontró con Mark camino
de las aulas y le comento su decisión, el
joven se alegro de que por fin
saliera de aquel cuarto para ir con ellos.
Las dos amigas se cruzaron después de las
clases, Sila parecía llevar prisa y casi ni se paro ha hablar con su amiga, la
dijo sobre la marcha que la habían llamado de la residencia, que tenia un
recado. Katia no pudo decirle a su amiga que iba a ir a la disco, y pensó que
ya tendría ocasión en otro momento de decírselo.
-Hola, me han dicho que tenéis un recado
para mí-pregunto Sila a la secretaria.
-Dime tu nombre – la joven se lo dio.
-Aquí esta, ha llamado tu madre, dice que
esta muy preocupada, que no sabe nada de ti y que la llames.
-Bien gracias-contesto la joven.
Fue a su habitación y decidió llamarla
antes de que empezara a llamar a todo el mundo. Sonó el teléfono y Lucy vio en
la pantalla del auricular que era el número de su hija y se apresuro a cojerlo.
-Hola cariño, como estas, me tenías
preocupada, te he dejado varios mensajes y al ver que no me contestabas he
tenido que llamar a la residencia.
-Los he visto pero tengo mucho que
estudiar, por eso no te he contestado.
-Algún ratito habrás tenido para al menos
decirme que esta bien.
-Pues no mama y no te pongas pesada, ya me
pondré en contacto cuando pueda.
-Hija que te pasa, te noto extraña, de
verdad que estas bien.
-Que si mama estoy bien y ahora te dejo que
estoy cansada adiós.
Lucy se quedo fría, su hija la había
colgado el teléfono ahora si que empezó a preocuparse, esa aptitud no era
normal en su hija, algo la estaba pasando.
Llego el
viernes y Katia se reunió con sus amigos en la puerta para coger el
autobús, cuando su amiga la vio se quedo sorprendida.
-No sabía que ibas a venir, como es que no
me has dicho nada.
-Bueno el otro día intente decírtelo pero
llevabas tanta prisa que apenas me diste tiempo y después ya no hemos
coincidido.
A la joven no la gusto mucho la idea de que
su amiga fuera a la disco con ella. Subieron al autobús y vio como Sila se iba
al final ella sola así que decidió ponerse junto a ella.
-Oye será mejor que antes de llegar a la
parada te vayas con los otros, Robert me estará esperando y no le gusta ver a
nadie a mi lado.
-Pues si a Robert no le gusta que me lo
diga a mi, además quien es el para decirte con quien debes o no estar.
-Es mi novio y de verdad no quiero
problemas con el.
-Pues lo siento no me voy a levantar de
aquí.
Sila empezó a ponerse nerviosa sabia que si
Robert veía a alguien junto a ella se enfadaría, pero tampoco podía prohibir a
su amiga que se sentara a su lado.
Llegaron a la parada y empezaron a bajar,
allí estaba Robert esperando, daba un poco de respeto de cuerpo atlético de
piel morena y el pelo muy corto, nadie se paro a saludarle, a ninguno de los
amigos le gustaba aquel tipo, las ultimas en bajar fueron las dos jóvenes, Robert
la miro a Sila con mala cara y la joven se dio cuenta, sabia que la iba a echar
la bronca, se acerco al joven, Katia la acompaño y entonces hizo las
presentaciones.
-Mira, esta es mi amiga Katia, de la que te
hable de mi pueblo.
El joven se acerco y la saludo dándole dos
besos en las mejillas.
-Encantado de conocerte, como te has
animado a venir, Sila me ha contado que no te gustan las discos.
-Y no me gustan, pero como no hacen mas que
insistir en lo bien que se pasa y lo divertido que es pues he sentido curiosidad y aquí estoy.
Los jóvenes empezaron a caminar hacia la
discoteca allí se encontraron con el resto de los amigos. Una vez dentro Katia
no se lo podía creer ¡¡¡Dios, esto es grandísimo!!! Los amigos la miraron y
sonrieron cuando vieron la expresión de su cara.
-Vamos a sentarnos-dijo uno de ellos.
-Bueno, nosotros nos vamos –dijo Robert
cogiendo el brazo de su amiga.
-A donde-le pregunto Katia.
Su amiga la contesto que ellos se juntaban
en el fondo con los amigos de Robert. Viendo las intenciones de irse con su
amiga, Mark la cogio del brazo y la acerco a donde estaban los compañeros de la
residencia.
-Será mejor que te quedes aquí, esa gente
no es trigo limpio, no se que ha visto Sila en ellos pero a nosotros no nos
gustan nada.
La joven hizo caso a su amigo y se sentó
donde le había recomendado, no había pasado mucho tiempo y algunos se
levantaron hacia la pista de baile, y poco a poco se fue quedando sola, Mark se acerco a la
joven y la invito a que se reuniera con el grupo, en principio no quería pero
al final se animo. Estaba en la pista cuando observo que el tal Robert la
estaba hablando de muy malos modos a su amiga y que ella bajaba la mirada como
si le tuviera miedo, aquella escena la dio mala espina, no entendía como su
amiga, una chica tan extrovertida y que nunca la habían gustado que la mandaran,
ahora se dejara amedrentar por aquel individuo. Se estaba poniendo de mal humor
pero no quiso meterse, pensó que cuando llegaran a la residencia hablaría con
ella. Estaba bailando con sus amigos cuando alguien del grupo de Robert se
acerco a Katia, se puso delante de ella y le dijo que se fuera con el a la mesa
donde estaba su amiga. Katia le dio las gracias pero no acepto la invitación.
-Yo he venido con estos amigos y con ellos
me voy a quedar.
Al joven no le gusto nada la respuesta, y
se fue muy enfadado.
-Que ocurre-le pregunto Simon, otro de los compañeros
de la residencia.
-Nada Simon.
-Pues a mi me ha parecido que te estaba
molestando ese tipo.
-Me ha pedido que me acercara con el a
donde están sus amigos y yo he rechazado su oferta, creo que no se lo ha tomado
muy bien.