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martes, 15 de mayo de 2012

Capitulo 2

Sila conoció a Mark, enseguida hicieron amistad pues los dos jóvenes tenían el carácter muy parecido, Mark le comento que los Viernes solían ir a una discoteca que había  en la ciudad.
-Si te apetece este fin de semana puedes venir con tus amigas.
A Sila le encanto la idea, eso de quedarse encerrada en la habitación los fines de semana no le hacia ninguna ilusión, ella siempre estaba dispuesta a divertirse lo peor iba a ser convencer a Katia de que fuera con ella pues no era muy de bailes. Espero el momento adecuado para decírselo, aprovecho cuando llego recreo para comentarle lo que le había dicho Mark y como se temía no la gusto la idea a su amiga.
-Vamos no seas aburrida – le dijo Sila- no pretenderás quedarte todo el curso encerrada en la habitación cuando no haya clases.
-El que yo no vaya no quiere decir que tu tengas que quedarte conmigo, sabes que a mi no me gustan los bailes, pero  tu puedes ir cuando quieras.
Sila intento por todos los medios convencerla sin conseguirlo, así que decidió que si su amiga no quería ir ella si lo haría, los días siguientes fueron un poco tensos entre las dos amigas, Sandra y Marian también quisieron apuntarse a la diversión, así que Sila fue la encargada de quedar con Mark y otros compañeros para ir a la ciudad  el Viernes.
-Quedamos a las 6 en la puerta de la entrada al campus.
-Bien se lo comentare a mis amigas.
Sila hizo un último intento para convencer a su amiga, pero sin mucho éxito.
Llego el ansiado día, todos tenían ganas de diversión, en la puerta les esperaba un autobús que iba a la ciudad, bajaron del autobús cuando llegaron y se dirigieron hacia la Discoteca, Sila estaba de lo mas feliz cuando entro y vio tantas luces y aquella música que invitaba a mover el cuerpo, nada que ver con la pequeña sala de baile de su pueblo.
-¡Uau! que maravilla –exclamo la joven
Todos sus amigos se quedaron mirándola.
-Que pasa ¿nunca habías visto una Disco?- le pregunto Mark
-No, es la primera vez.
Una vez dentro buscaron mesa y se sentaron, varios jóvenes se ofrecieron a ir a por la consumición, después de un rato algunos se levantaron y se fueron hacia la pista a bailar, Mark se quedo con Sila.
-Quieres bailar –le dijo el joven –Sila asintió y los dos se fueron a reunir con sus amigos. Mientras en la Residencia Katia estaba en la habitación sola, había estado repasando algunos libros, estaba encendiendo la TV cuando sonó el móvil, miro la pantalla y vio que era su madre.
-Hola mama.
-Hola hija como estas, ¿va todo bien?
-Estoy bien mama, he estado estudiando un rato y ahora iba a ver la TV.
-Has hecho amigos.
-Si, algunos son  del curso pasado. Y vosotros que tal estáis.
-Bien, papa trabajando ya sabes y tus hermanos ahí, algunos días se ponen insoportables, por cualquier cosa se pelean.
-Y que tal las cosas por el pueblo.
-Como siempre aquí hay poco que contar, ¿necesitas algo?
-No mama, aquí tenemos de todo, no te preocupes.
-Vale cariño – se despidieron y la joven se recostó en la cama y siguió mirando el televisor.
Mientras tanto, Sila no paraba de bailar, no lo dejo hasta que un amigo se acerco y la dijo que tenían que marcharse.
-Ya, que pronto.
-En 15 minutos sale el último autobús que va a la Residencia y no podemos llegar tarde.
-De acuerdo, lo que pasa es que se me ha hecho corto, me lo estaba pasando también-Subieron al autobús entre risas-Me lo he pasado de muerte, hacia tiempo que no me lo pasaba también como hoy.
Bajaron del autobús y cada uno se dirigió a su habitación. Marian entro en silencio, creía que Katia dormía porque no se oía nada, la joven ya había apagado el televisor y estaba a oscuras.

-Puedes encender todavía no duermo.
Marian encendió la luz.
-Creí que dormías, como es tan tarde.
-Que tal os lo habéis pasado- le pregunto
-De maravilla, casi no hemos parado de bailar, sobre todo Sila, mañana seguro que la duele todo el cuerpo.
Marian se sentó en el borde de la cama y se dispuso a contar con todo detalle lo bien que se lo había pasado y animo a su compañera para que fuera la próxima vez.
Las dos amigas se encontraron al día siguiente en el vestíbulo  y Sila no paro de hablar de lo bien que se lo había pasado.
-Dios mío Sila me vas a poner dolor de cabeza, para ya.
-Lo siento es que estoy tan emocionada que no me he dado cuenta, y dime, que tal tu, que has hecho.
-Aparte de estudiar y ver la tele, nada, lo único extraordinario que hable por teléfono con mi madre.
A Sila le cambio la cara
-No le habrás dicho que fui al baile.
-Tranquila no le he dicho nada, tampoco me pregunto por ti.
-Bien porque si se entera mi madre me da la charla.
El resto del fin de semana transcurrió de lo más normal.
Comenzó la semana y de nuevo la rutina, y así pasaron los meses.
Sila estaba bajando las notas, cada vez estudiaba menos, se la veía distraída solo se animaba cuando quedaba para ir a la Disco.
-No se que te esta pasando pero como sigas así van a terminar llamando a tus padres.
-Oye, no te metas en lo que no te llaman, estoy bien lo que pasa que me esta costando un poco mas de lo que pensaba estudiar, pero te aseguro que lo recuperare, así que deja de darme la vara.
-Bueno tu veras lo que haces, yo solo se que desde que sales los viernes no te concentras, y perdona si me preocupo por ti.
Las dos jóvenes se dirigieron cada una a su habitación, en el camino Katia se encontró con Sandra, la compañera de cuarto de Sila.
-Hola Sandra-Sandra la devolvió el saludo-Acabo de dejar a Sila, sabes, me tiene preocupada, esta bajando las notas, ¿tu sabes que la pasa?- pregunto Katia.
-Pues no la verdad, lo único que se es que ha conocido a un chico en la Disco y desde que esta con el solo se junta con nosotros en el autobús y no habla apenas.
Katia empezó a darle vueltas, ¿quien seria ese chico que la estaba cambiando tanto? Camino a las aulas, delante de ella iba Mark, y comenzó a andar ligero intentando alcanzarle, cuando ya le tuvo a su altura le pregunto.
-Buenos Días Mark –le saludo con la voz entrecortada.
-Buenos Días Katia, ocurre algo.
-Se trata de Sila, esta como ida y va muy mal con los estudios, tú sabes que la pasa.
-A nosotros también nos preocupa, las dos ultimas semanas casi ni habla en el autobús y por mas que la preguntamos no nos quiere decir nada, solo contesta que esta bien y que la dejemos en paz.
-No lo entiendo, ella no es así, siempre estaba alegre-le respondió la joven.
-Yo creo que es desde que conoció a un tal Robert, no la deja ni un minuto sola, esta en la parada cuando llegamos y la acompaña a la vuelta, la dice hasta donde debe sentarse, no me gusta nada el tipo.


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