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sábado, 17 de noviembre de 2012

Capitulo 9

Cada día estaban mas cerca las navidades y en el pueblo las dos familias se preparaban para recibir a sus respectivas hijas, a Lucy se le estaban haciendo mas largos los días al no tener mas hijos que ocuparan el hueco que había dejado Sila, sin embargo en la familia Norton las cosas eran distintas, no es que a Katia no la echarán de menos lo que pasaba es que se tenían que ocupar de sus dos hijos menores los cuales le daban mucho trabajo, todos los días era una pelea mandarlos a la escuela, no parecía que les gustara tanto como a su hermana los estudios, era un suplicio mandarles hacer los deberes ya que siempre ponían pegas, no la hacían caso hasta que pegaba cuatro gritos.
-Búa, no se porque tenemos que hacer tantas tareas-dijo Anton, uno de los hermanos.
-Pues porque si queréis ir como tu hermana a la Universidad tendréis que prepararos bien-le contestó la madre.
-Yo no quiero ir a la Universidad, odio los libros.
-Aunque no vayas, tienes que terminar los estudios para que te puedan dar el titulo, sin el no te aceptaran en ningún sitio, ahora se necesita para cualquier tipo de trabajo.
-Pues vaya rollo-dijo Isak el otro hermano.
-Hoy en día tener una buena formación es muy importante si queréis ser algo en la vida-les decía mientras preparaba la ropa para el día siguiente.
Pero a ellos aquello les sonaba a cuento chino, Julia se volvió hacia ellos, que no paraban de mirarla como si fuera un bicho raro. Julia había terminado de colocar la ropa y se metió en la cocina a prepararlos la cena, Tomas, su marido, pronto llegaría de la tienda, ella esa tarde no había ido a ayudarle porque había estado por la mañana haciendo unas gestiones y apenas la había dado tiempo  de atender las tareas de la casa, cuando los chicos terminaron sus deberes les mando recoger e irse a lavar un poco antes de sentarse en la mesa, los chicos se metieron en su habitación y después de lavarse un poco y ponerse el pijama salieron al comedor, se sentaron en el sofá y pusieron un rato la tele mientras llegaba el padre. Eran las nueve cuando el padre entraba por la puerta.
-Buenas noches, ya estoy aquí. Hoy me he retrasado un poco por culpa de Doña Irene, la mujer estaba disgustada, un hermano suyo se ha puesto muy malito y ha estado casi una hora hablándome de él.
Los chicos se levantaron a dar un beso a su padre y se volvieron a sentar mientras este se dirigía hacia la cocina  a darle un beso a su mujer.
-Chicos, ayudar a vuestra madre a poner la mesa mientras yo me lavo un poco-les ordenó el padre.
Tomas opto por darse una pequeña ducha, había estado descargando cajas de productos de limpieza y le daba la impresión de que olía a ellos, asíque prefirió no perder tiempo lavándose a trozos, cuando salió de la ducha y después de ponerse el pijama, salio al comedor donde le esperaba ya su familia para cenar. Julia y Tomas hablaban durante la cena de cómo les había ido el día mientras los chicos comían en silencio, cuando terminaron se levantaron y cada uno recogió su cubierto, lo dejaron sobre la encimera, dieron un beso de buenas noches a los padres y se fueron a la habitación a dormir. Julia solía quedarse en el salón  a veces viendo alguna serie, otras leyendo un libro aprovechando que se quedaba sola, era el único rato que tenia para relajarse, el  prefería irse a la cama a descansar, se ponía la TV y no tardaba en quedarse dormido.  Ya era tarde y Julia empezaba a  sentir sueño, se levantó del sofá, apagó la tele y la luz del salón, y se fue a dormir; como siempre la tele del dormitorio estaba encendida, su luz iluminaba la habitación y como todas las noches ella la aprovechaba para ir al baño antes de acostarse.

Lucy adornaba la casa con esmero para cuando llegara Sila, ya quedaba poco y estaba súper ilusionada, por fin iba a poder abrazar a su hija aunque estaba preocupada por que hacia días que no sabia nada de ella, a José también le hacia ilusión volver a ver a su hija lo que le tenia mosqueado es que su mujer se pasaba el día hablando de ella, que Sila para arriba, que Sila para abajo, que si crees que esto la gustara a Sila, y esto, y lo otro… Era como si él no existiera algunas veces, le daba la impresión de que era invisible para ella, las relaciones conyugales se habían ido deteriorando en los últimos meses, José aguantaba porque amaba a su mujer pero todo tiene un limite y si con la visita de Sila no cambiaban las cosas, pensó que lo mejor seria la separación.

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