Kevin no se fue hasta que no la vio entrar
por la puerta, la joven caminaba hacia los ascensores cuando oyó que alguien la
llamaba, se volvió a mirar, era su amiga.
-Por Dios Sila, me has asustado, que haces
aquí.
-Os estaba esperando, como es que solo
vienes tú, y los demás. ¿Has visto a Robert? que te ha dicho-la joven muy
nerviosa hacia una pregunta detrás de otra.
-No, no he visto a Robert, no vengo de la
disco.
-Mientes, seguro que le has dicho algo, se
ha enfadado y por eso has venido antes.
-Puedes pensar lo que quieras pero te
aseguro que si hubiera ido y me lo encuentro no habría perdido ni un minuto de
mi tiempo con ese tipo, y tu deberías hacer lo mismo.
Pero Sila no creía nada de lo que su amiga
decía y se iba poniendo cada vez más agresiva con Katia.
-Me voy a mi habitación, no estas en tus
cávales, vas a terminar mal por culpa de ese imbecil-se dio la media vuelta y
se fue.
Estaba allí sentada enfadada y medio
llorosa pensando que su amiga la había engañado, llevaba un buen rato así
cuando escuchó como desde fuera llegaban sonidos de gente riendo y hablando en
voz alta, eran sus compañeros que venían de la disco, al verlos se levantó muy
deprisa y se dirigió hasta ellos, al verla a esas horas todos se quedaron
extrañados, pero enseguida entendieron el motivo.
-¿Habéis visto a Robert?, Katia no me
quiere decir que ha pasado, seguro que han tenido algún enfrentamiento.
Mark se acercó a ella.
-Si, he visto a ese tipo, pero sabes que
nunca le saludo y, referente a Katia, no ha estado con nosotros, ella tenía
otros planes, deberías irte a dormir estas muy nerviosa.
Sandra no se fiaba de ella cuando se
alteraba tanto, tenia que estar en la misma habitación y eso la preocupaba,
temía que un día se pudiera poner violenta con ella, hacia unos días que estaba
pensando hablar con la directora para que la cambiara de habitación.
Era Sábado, después del desayuno solían
juntarse en el vestíbulo cada uno con su grupo y comentaban lo que había pasado
la noche anterior, todos se mostraron muy preocupados por Sila, no estaba en
sus cabales, no entendían como se podía haber enamorado de esa forma tan
enfermiza de un chico que lo único que la estaba es causando daño, hasta ese
momento habían pasado un poco del tema, pensaban que con las medidas que había
adoptado la Directora
cambiaria, pero no era así, hasta pensaron que estaba peor.
-Deberíamos ponernos de acuerdo todos y
hablar con la señorita Benton, creo que debería tratarla un medico-comentó Diana,
una de las chicas del grupo.
-Pero ya la esta tratando el doctor Morgan-contestó
Simon.
-No me refiero a un psicólogo, si no a uno
que le haga un examen físico, esta cada día mas delgada, no entiendo como no la
han mirado ya-siguió diciendo Diana.
Katia se había subido a su habitación al
ver que su amiga estaba más fuera de si cada día, se la partía el corazón,
estaba sentada delante del ordenador y no podía dejar de pensar, sentía que
tenia que hacer algo ¿pero el que?, ¿como podría ayudarla si cada vez que
intentaba hablar con ella se ponía agresiva?, decidió ponerse a estudiar para
despejarse un poco, mas tarde vería que se la podía ocurrir.
Hacia frío pero algunos decidieron salir a
dar un paseo por los jardines, estaban cansados de estar metidos dentro de la
residencia y como había nevado se pusieron a jugar haciendo bolas y
tirandoselas unos a otros, Katia los veía a través de la ventana de su habitación,
entonces pensó que era buen momento para ir a ver a su amiga, llamó a la puerta del cuarto de Sila, no
contestó, pero ella sabia que estaba allí.
-Sila, soy yo, Katia, abre la puerta
tenemos que hablar.
-Vete, no quiero hablar ni contigo ni con
nadie-contestó Sila.
-Pues lo siento pero si no abres y hablas
conmigo llamo ahora mismo a tus padres, haber como les explicas tu
comportamiento.
La joven al escuchar la amenaza de su amiga
de llamar a sus padres la dejó entrar.
-Mis padres no deben saber lo que esta
pasando-dijo Sila.
-Si sigues así van a terminar llamándolos,
además pronto nos darán las vacaciones
de Navidad, ¿te imaginas cuando te vean?, el disgusto que se van a llevar.
La joven estaba tan obsesionada con ver a
Robert que no había caído en ello, tenía razón su amiga, no podía presentarse
así en su casa. Katia estuvo un buen rato intentando convencerla de que tenia
que cambiar, en ningún momento quiso mencionar a Robert, sabia que si lo hacia
terminaría alterándose. Sila se abrazó a su amiga llorando, en aquel momento se
dio cuenta que era la única que la podía ayudar a salir del pozo en el que se
había metido. Sandra entró en la habitación y al ver aquella escena se emocionó,
saco un pañuelo del bolsillo de la chaqueta y se limpio las lágrimas, se acercó
a sus compañeras y se abrazó a ellas también.
-Quiero que a partir de ahora nos contemos todo
y si surge algún problema para eso estamos las amigas, para ayudarnos, ¿de
acuerdo?-le dijo Katia.
-De acuerdo-le contesto Sila con lágrimas
en los ojos.
-Creo que deberíamos lavarnos un poco la cara, es casi la hora de
cenar y tenemos los ojos hinchados de llorar, como nos vean así se van a pensar
que nos pasa algo-comentó Sandra.
Ya estaban sentados todos en la mesa cuando
vieron entrar por la puerta del comedor a las tres compañeras, no se lo podían
creer, venían charlando y sonreían, Mark fue el primero que se levantó y le dio
un abrazo a Sila.
-Cuanto me alegro de verte sonreír, sabes
que te queremos y nos tenías preocupados-la dijo mientras la abrazaba.
Después le siguieron el resto, cuando
terminaron tomaron asiento y se pusieron a charlar hasta que les sirvieron la
cena.
Esta vez si se quedaron todos en el vestíbulo
hablando de la excursión a la ciudad, estaban felices de no tener clase, se
hizo tarde y algunas de las chicas decidieron irse a acostar, estaban cansadas,
habían estado toda la tarde jugando con la nieve.
-Hasta mañana, que descanséis y si sigue
nevando mañana podríamos salir fuera como hoy a hacer bolas-dijo Diana
despidiéndose de todos.
-Vamos arriba perezosa-le dijo Marian a
Katia-ya es hora de levantarse.
Katia no tenia muchas ganas pero sabia que
si llegaba tarde se quedaba sin desayuno y tendría que sacarse el café de la
maquina, y estaba asqueroso, se levantó lo mas rápido que pudo, se aseo, se
puso la ropa y bajaron las dos, detrás
de ellas venían Sandra y su amiga junto a Simon y Diana, dentro se encontraron
con Mark y el resto del grupo, después, y como habían planeado la noche
anterior, se abrigaron bien y salieron a jugar con las bolas de nieve, el día
transcurrió de lo mas normal, se lo estaban pasando tan bien que hasta se les
hizo corto.
-Que pereza, mañana hay clase así que yo me
retiro, no quiero que se me peguen las sabanas, hasta mañana chicos que
descanséis-se despidió Marian y los demás no tardaron mucho en hacer lo mismo.
Katia se había dejado el móvil en la habitación
y al ir a mirar vio que tenia una llamada de Kevin, la dio rabia su olvido, la
hubiera gustado hablar con el.
-Vaya, me ha llamado Kevin y a mi se me a
olvidado el móvil aquí-le comentó a Marian que estaba a su lado.
-¿Pero el había quedado en llamarte?-pregunto
Marian.
-No, no me mencionó nada, a lo mejor era
algo importante y por eso me ha llamado, ¿crees que debería llamarle por si
acaso?
-Pues no parece que lo sea si no te ha
dejado ningún mensaje, pero si tú crees que es así llámale y te quedas mas
tranquila-dijo Marian mirando el reloj-todavía no es muy tarde. Katia marco el
número y espero.
Kevin descolgó el teléfono y saludó a
Katia.
-Lo siento, me he olvidado el móvil en la
habitación y acabo de ver tu llamada, ¿ocurre algo?-preguntó Katia.
-No pasa nada, solo que estaba aquí
pensando en ti y se me ha ocurrido llamarte, que tal has pasado el día.
-Hoy hemos estado todos fuera haciendo
bolas de nieve, estamos cansadísimos pero la verdad es que nos lo hemos pasado
de maravilla.
-Eso esta bien, hay que divertirse, no todo
va a ser estudiar.
-Y tu como has pasado la tarde.
-Me he ido un rato con un amigo a su casa a
ver unas películas, y ahora voy a ver si me acuesto, mañana tengo que
levantarme temprano.
-Supongo que iras a la cafetería a desayunar.
-Claro, allí estaré.
-Pues entonces hasta mañana, yo también me
voy a dormir.
-Hasta mañana-se despidió Kevin.
Al día siguiente se encontraron en la
cafetería a la hora del desayuno, al acercarse a la mesa vio a Sila sentada con
todos y se quedo un poco extrañado de
verla allí, Katia le había dicho que estaba pasando un mal momento su amiga y
ahora parecía estar feliz con el resto del grupo.
-Sila mira, este es Kevin-la joven se
levantó y le saludó con dos besos en las mejillas.
-Encantada de conocerte Kevin.
-Lo mismo digo-contestó el joven y los dos
se sentaron a desayunar con el resto.
A la vez que reían se contaban la paliza
que se habían dado el día anterior haciendo bolas de nieve y tirandoselas unos
a otros, sonó la campana que era la señal de que el recreo se había terminado,
estaban en la puerta de la cafetería despidiéndose de Kevin pues el tenia que
coger un camino distinto al de los demás, entonces Kevin no lo pudo evitar, cogió
a Katia del brazo, la acercó hacia el y la dio un beso en la boca, Katia se
quedo allí parada sin saber que decir, el chico al ver que no reaccionaba pensó
que la había molestado y se disculpó.
-No me has molestado,-le dijo-es que no me
lo esperaba.
Ella en ese momento miro hacia los lados y
al ver que nadie miraba, le dio un abrazo y también le besó, entonces la joven
escuchó que la llamaban sus compañeros.
-Me tengo que ir, si no llegare tarde a las
clases.
El joven tenía una sonrisa que no le cabía
en la cara, la pasó la mano por la mejilla y se despidió quedando en llamarla
por la tarde.
Katia se paso la mañana pensando en lo que había sucedido, era la primera vez que un chico la besaba así, de esa manera. Y Kevin ni que decir, esa mañana no daba pie con bola, cada vez que pensaba en su chica se emocionaba y mas ahora que sabia que le correspondía.
Katia se paso la mañana pensando en lo que había sucedido, era la primera vez que un chico la besaba así, de esa manera. Y Kevin ni que decir, esa mañana no daba pie con bola, cada vez que pensaba en su chica se emocionaba y mas ahora que sabia que le correspondía.
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