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jueves, 15 de noviembre de 2012

Capitulo 8

Kevin no se fue hasta que no la vio entrar por la puerta, la joven caminaba hacia los ascensores cuando oyó que alguien la llamaba, se volvió a mirar, era su amiga.
-Por Dios Sila, me has asustado, que haces aquí.
-Os estaba esperando, como es que solo vienes tú, y los demás. ¿Has visto a Robert? que te ha dicho-la joven muy nerviosa hacia una pregunta detrás de otra.
-No, no he visto a Robert, no vengo de la disco.
-Mientes, seguro que le has dicho algo, se ha enfadado y por eso has venido antes.
-Puedes pensar lo que quieras pero te aseguro que si hubiera ido y me lo encuentro no habría perdido ni un minuto de mi tiempo con ese tipo, y tu deberías hacer lo mismo.
Pero Sila no creía nada de lo que su amiga decía y se iba poniendo cada vez más agresiva con Katia.
-Me voy a mi habitación, no estas en tus cávales, vas a terminar mal por culpa de ese imbecil-se dio la media vuelta y se fue.
Estaba allí sentada enfadada y medio llorosa pensando que su amiga la había engañado, llevaba un buen rato así cuando escuchó como desde fuera llegaban sonidos de gente riendo y hablando en voz alta, eran sus compañeros que venían de la disco, al verlos se levantó muy deprisa y se dirigió hasta ellos, al verla a esas horas todos se quedaron extrañados, pero enseguida entendieron el motivo.
-¿Habéis visto a Robert?, Katia no me quiere decir que ha pasado, seguro que han tenido algún enfrentamiento.
Mark se acercó a ella.
-Si, he visto a ese tipo, pero sabes que nunca le saludo y, referente a Katia, no ha estado con nosotros, ella tenía otros planes, deberías irte a dormir estas muy nerviosa.
Sandra no se fiaba de ella cuando se alteraba tanto, tenia que estar en la misma habitación y eso la preocupaba, temía que un día se pudiera poner violenta con ella, hacia unos días que estaba pensando hablar con la directora para que la cambiara de habitación.
Era Sábado, después del desayuno solían juntarse en el vestíbulo cada uno con su grupo y comentaban lo que había pasado la noche anterior, todos se mostraron muy preocupados por Sila, no estaba en sus cabales, no entendían como se podía haber enamorado de esa forma tan enfermiza de un chico que lo único que la estaba es causando daño, hasta ese momento habían pasado un poco del tema, pensaban que con las medidas que había adoptado la Directora cambiaria, pero no era así, hasta pensaron que estaba peor.
-Deberíamos ponernos de acuerdo todos y hablar con la señorita Benton, creo que debería tratarla un medico-comentó Diana, una de las chicas del grupo.
-Pero ya la esta tratando el doctor Morgan-contestó Simon.
-No me refiero a un psicólogo, si no a uno que le haga un examen físico, esta cada día mas delgada, no entiendo como no la han mirado ya-siguió diciendo Diana.
Katia se había subido a su habitación al ver que su amiga estaba más fuera de si cada día, se la partía el corazón, estaba sentada delante del ordenador y no podía dejar de pensar, sentía que tenia que hacer algo ¿pero el que?, ¿como podría ayudarla si cada vez que intentaba hablar con ella se ponía agresiva?, decidió ponerse a estudiar para despejarse un poco, mas tarde vería que se la podía ocurrir.
Hacia frío pero algunos decidieron salir a dar un paseo por los jardines, estaban cansados de estar metidos dentro de la residencia y como había nevado se pusieron a jugar haciendo bolas y tirandoselas unos a otros, Katia los veía a través de la ventana de su habitación, entonces pensó que era buen momento para ir a ver a su amiga,  llamó a la puerta del cuarto de Sila, no contestó, pero ella sabia que estaba allí.
-Sila, soy yo, Katia, abre la puerta tenemos que hablar.
-Vete, no quiero hablar ni contigo ni con nadie-contestó Sila.
-Pues lo siento pero si no abres y hablas conmigo llamo ahora mismo a tus padres, haber como les explicas tu comportamiento.
La joven al escuchar la amenaza de su amiga de llamar a sus padres la dejó entrar.
-Mis padres no deben saber lo que esta pasando-dijo Sila.
-Si sigues así van a terminar llamándolos, además pronto nos darán las vacaciones de Navidad, ¿te imaginas cuando te vean?, el disgusto que se van a llevar.
La joven estaba tan obsesionada con ver a Robert que no había caído en ello, tenía razón su amiga, no podía presentarse así en su casa. Katia estuvo un buen rato intentando convencerla de que tenia que cambiar, en ningún momento quiso mencionar a Robert, sabia que si lo hacia terminaría alterándose. Sila se abrazó a su amiga llorando, en aquel momento se dio cuenta que era la única que la podía ayudar a salir del pozo en el que se había metido. Sandra entró en la habitación y al ver aquella escena se emocionó, saco un pañuelo del bolsillo de la chaqueta y se limpio las lágrimas, se acercó a sus compañeras y se abrazó a ellas también.
-Quiero que a partir de ahora nos contemos todo y si surge algún problema para eso estamos las amigas, para ayudarnos, ¿de acuerdo?-le dijo Katia.
-De acuerdo-le contesto Sila con lágrimas en los ojos.
-Creo que deberíamos  lavarnos un poco la cara, es casi la hora de cenar y tenemos los ojos hinchados de llorar, como nos vean así se van a pensar que nos pasa algo-comentó Sandra.
Ya estaban sentados todos en la mesa cuando vieron entrar por la puerta del comedor a las tres compañeras, no se lo podían creer, venían charlando y sonreían, Mark fue el primero que se levantó y le dio un abrazo a Sila.
-Cuanto me alegro de verte sonreír, sabes que te queremos y nos tenías preocupados-la dijo mientras la abrazaba.
Después le siguieron el resto, cuando terminaron tomaron asiento y se pusieron a charlar hasta que les sirvieron la cena.
Esta vez si se quedaron todos en el vestíbulo hablando de la excursión a la ciudad, estaban felices de no tener clase, se hizo tarde y algunas de las chicas decidieron irse a acostar, estaban cansadas, habían estado toda la tarde jugando con la nieve.
-Hasta mañana, que descanséis y si sigue nevando mañana podríamos salir fuera como hoy a hacer bolas-dijo Diana despidiéndose de todos.

-Vamos arriba perezosa-le dijo Marian a Katia-ya es hora de levantarse.
Katia no tenia muchas ganas pero sabia que si llegaba tarde se quedaba sin desayuno y tendría que sacarse el café de la maquina, y estaba asqueroso, se levantó lo mas rápido que pudo, se aseo, se puso la ropa y bajaron  las dos, detrás de ellas venían Sandra y su amiga junto a Simon y Diana, dentro se encontraron con Mark y el resto del grupo, después, y como habían planeado la noche anterior, se abrigaron bien y salieron a jugar con las bolas de nieve, el día transcurrió de lo mas normal, se lo estaban pasando tan bien que hasta se les hizo corto.
-Que pereza, mañana hay clase así que yo me retiro, no quiero que se me peguen las sabanas, hasta mañana chicos que descanséis-se despidió Marian y los demás no tardaron mucho en hacer lo mismo.
Katia se había dejado el móvil en la habitación y al ir a mirar vio que tenia una llamada de Kevin, la dio rabia su olvido, la hubiera gustado hablar con el.
-Vaya, me ha llamado Kevin y a mi se me a olvidado el móvil aquí-le comentó a Marian que estaba  a su lado.
-¿Pero el había quedado en llamarte?-pregunto Marian.
-No, no me mencionó nada, a lo mejor era algo importante y por eso me ha llamado, ¿crees que debería llamarle por si acaso?
-Pues no parece que lo sea si no te ha dejado ningún mensaje, pero si tú crees que es así llámale y te quedas mas tranquila-dijo Marian mirando el reloj-todavía no es muy tarde. Katia marco el número y espero.
Kevin descolgó el teléfono y saludó a Katia.
-Lo siento, me he olvidado el móvil en la habitación y acabo de ver tu llamada, ¿ocurre algo?-preguntó Katia.
-No pasa nada, solo que estaba aquí pensando en ti y se me ha ocurrido llamarte, que tal has pasado el día.
-Hoy hemos estado todos fuera haciendo bolas de nieve, estamos cansadísimos pero la verdad es que nos lo hemos pasado de maravilla.
-Eso esta bien, hay que divertirse, no todo va a ser estudiar.
-Y tu como has pasado la tarde.
-Me he ido un rato con un amigo a su casa a ver unas películas, y ahora voy a ver si me acuesto, mañana tengo que levantarme temprano.
-Supongo que iras a la cafetería a desayunar.
-Claro, allí estaré.
-Pues entonces hasta mañana, yo también me voy a dormir.
-Hasta mañana-se despidió Kevin.
Al día siguiente se encontraron en la cafetería a la hora del desayuno, al acercarse a la mesa vio a Sila sentada con todos y se quedo un  poco extrañado de verla allí, Katia le había dicho que estaba pasando un mal momento su amiga y ahora parecía estar feliz con el resto del grupo.
-Sila mira, este es Kevin-la joven se levantó y le saludó con dos besos en las mejillas.
-Encantada de conocerte Kevin.
-Lo mismo digo-contestó el joven y los dos se sentaron a desayunar con el resto.
A la vez que reían se contaban la paliza que se habían dado el día anterior haciendo bolas de nieve y tirandoselas unos a otros, sonó la campana que era la señal de que el recreo se había terminado, estaban en la puerta de la cafetería despidiéndose de Kevin pues el tenia que coger un camino distinto al de los demás, entonces Kevin no lo pudo evitar, cogió a Katia del brazo, la acercó hacia el y la dio un beso en la boca, Katia se quedo allí parada sin saber que decir, el chico al ver que no reaccionaba pensó que la había molestado y se disculpó.
-No me has molestado,-le dijo-es que no me lo esperaba.
Ella en ese momento miro hacia los lados y al ver que nadie miraba, le dio un abrazo y también le besó, entonces la joven escuchó que la llamaban sus compañeros.
-Me tengo que ir, si no llegare tarde a las clases.
El joven tenía una sonrisa que no le cabía en la cara, la pasó la mano por la mejilla y se despidió quedando en llamarla por la tarde. 
Katia se paso la mañana pensando en lo que había sucedido, era la primera vez que un chico la besaba así, de esa manera. Y Kevin ni que decir, esa mañana no daba pie con bola, cada vez que pensaba en su chica se emocionaba y mas ahora que sabia que le correspondía.

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