Era el día en la que la junta escolar se
reunía para hacer evaluación de los alumnos, cada profesor llevaba una carpeta
con información de cómo había transcurrido el primer trimestre, la directora
dio comienzo a la sesión, ella se encargaba de dar el nombre de cada uno de los
alumnos y los profesores comentaban de cómo habían ido evolucionado el tiempo
que llevaban de curso, había varios que se les atragantaba alguna que otra
asignatura y creían que hasta el final del curso tendrían tiempo de mejorar,
solo cuando escucharon el nombre de Sila Regis les cambio la cara.
-Con Sila tenemos un problema–dijo uno de
los profesores-se pasa todo el tiempo de clase con la mirada perdida, no
entrega las tareas y si la preguntas que la ocurre te contesta que no la ocurre
nada, yo la he impuesto castigos pero es como si no la importara, creo que
habría que hacer algo.
-Hablare con el sicólogo para que hable con
ella haber si conseguimos averiguar que la esta pasando-comento la directora.
Al día siguiente a primera hora llamo al
despacho del Doctor Morgan, el sicólogo.
-Buenos días Arthur, soy Maguerit ¿cuando
me podrías recibir para hablarte del problema de una alumna?
-A las 12´00 tengo un rato libre ¿le viene
bien?-le contesto el Doctor.
-De acuerdo a esa hora me viene bien.
Eran las 11´30 y se puso en camino hacia la
consulta del Doctor Morgan, la Señorita Benton
tuvo que recorrerse varios pasillos hasta llegar a la consulta, al llegar a la
puerta llamo y una voz desde dentro la mando pasar.
-Buenos días Arthur.
-Buenos días, pasa y toma asiento-Maguerit
entro y tomo asiento-en que puedo ayudarte.
Maguerit se puso a contarle el problema que
había con Sila, cuando termino le pregunto
si creía que era necesario que acudiera a la consulta. Arthur la dio hora,
creía que los argumentos que le había dado Maguerit eran suficientemente
preocupantes como para hablar con la joven y averiguar que le pasaba.
-Voy a mirar en la agenda haber si puedo verla
mañana-miro haber si tenia alguna hora libre-mañana a las 10´00 tengo libre, mándamela.
-De
acuerdo, mañana te la traeré yo personalmente-y se despidió
Antes de marcharse a su despacho se dirigió
hacia las aulas, quería darle ella misma el recado a la alumna, ya quedaba poco
para que terminaran las clases y decidió esperar en conserjería a que sonara la
campana, mientras esperaba estuvo charlando con Henry. Ya era la hora y salio
camino de la entrada, sabia que allí la vería salir seguro, comenzaron a salir
todos los alumnos que la miraban extrañados como preguntándose que hacia allí
la directora, vio venir a la joven, se acerco hacia ella y la pidió que la
acompañara para hablar, a Sila no le gusto mucho la idea pero sabia que si se
negaba la volverían a castigar así que
la acompaño aunque a regañadientes, se metieron en una de las clases y
cerro la puerta.
-Ayer en la reunión de profesores todos
coincidieron viendo el mal resultado de tus notas y como al parecer tu no haces
nada por mejorar hemos decidido que vayas ha hablar con el Doctor Morgan,
vengo ahora de verle y te ha dado hora
para mañana.
-¿Cómo?-contesto Sila- yo no necesito un
loquero, yo estoy bien, no pienso ir.
-No tienes mas remedio o me veré obligada a
ponerlo en conocimiento de tus padres, o empiezas a tomarte en serio los
estudios o vas fuera, tu veras así que te
guste o no iras a ver al Doctor vete haciendo a la idea, es mas, yo te
acompañare, te quiero ver en la puerta de entrada a las 9´30, ahora puedes
retirarte a tu habitación y quiero verte en la cena ¿entendido?
Sila se dio la vuelta cabreada y se marcho
derecha a su habitación, Sandra al verla entrar se olio que algo había pasado,
pero recordó la ultima vez que entro así y prefirió no preguntarla, ni siquiera
cuando llego la hora de bajar a cenar se atrevió a decirla nada.
Estaban sentándose cada uno en su sitio
cuando vieron que se acercaba hacia ellos y tomo asiento, nadie la dijo nada,
se la notaba muy enfadada, Katia estaba a su lado e hizo intención de saludarla
pero Sandra le quito la idea haciéndola un gesto. La Señorita Benton la
observaba desde la mesa mientras cenaba. Todos los días solían juntarse un rato
después de cenar en el vestíbulo antes de irse a dormir, esa noche volvió a ser
el tema de conversación de todo el grupo. Sila no se quedo, se fue directamente
a su habitación, lo primero que hizo al llegar es coger el teléfono antes de
que su compañera viniera a acostarse, no quería que la escuchara hablar con
Robert, le estuvo contando lo que la había dicho la directora.
-Lo que tienes que hacer es pasar de ella y
si se pone chula la das un par de hostias y si tú no te atreves voy yo, quien
se ha creído que es–contesto el tipo muy cabreado.
Sila buscaba algo de animo de su pareja y
lo único que hizo fue ponerla mas nerviosa.
-¿No entiendes que si me pongo chula me
pueden volver a castigar? o peor aun me expulsarían, llamarían a mis padres y
tendría que volver a mi casa y no quiero, de momento tengo que aceptar sus
condiciones.
-Pues para que me has llamado si no vas a
hacer nada, a mi no me vengas con lloriqueos, tengo mejores cosas en las que
emplear mi tiempo adiós-y colgó el teléfono. La chica se quedo perpleja sabia
que Robert era posesivo pero nunca imagino que pasaría así de ella, no había
pasado mucho rato cuando pensó que
probablemente era porque estaba cansado y que seguro que cuando se volvieran a
ver todo volvería a su cauce.
Eran las 9´30 y la señorita Benton la esperaba
en la entrada, se saludaron y se encaminaron hacia la consulta del Doctor
Morgan, ninguna de las dos dijo nada en todo el camino, la puerta de la
consulta estaba abierta y el doctor las estaba esperando.
-Buenos días Arthur, esta es Sila.
Arthur se levanto y le dio la mano
-Hola Sila, espero que me veas como a un
amigo.
-Yo no te conozco, no puedes ser mi amigo,
además estoy aquí porque me han
obligado.
Arthur ya estaba acostumbrado ha ese tipo de
contestaciones así que no le dio importancia, la mando sentarse mientras se despedía
de la Señorita Benton.
Ya estaban todos los alumnos en clase, en
los pasillos solo se oía al personal de mantenimiento, Henry conversaba con
Elis, una de las limpiadoras, cuando vio pasar a Kevin, llevaba una sonrisa de
oreja a oreja.
-Vaya, hoy te veo muy contento, creo que es
la primera vez que te veo sonreír así desde que te conozco-comento Henry.
-Uyuyuy, para mí que esa sonrisa es por una
chica-dijo Elis.
El joven les miro pero no les dijo nada,
solo levanto un poco los hombros y se fue con su gran sonrisa.
-Hay Dios, quien fuera joven–comento Elis.
Henry se despidió
de la mujer y se marcho a hacer sus obligaciones.
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