Ya estaban todos preparados en la puerta de
entrada esperando al autobús que les llevaría a visitar la ciudad, muchos de ellos
todavía estaban medio dormidos, les habían hecho levantar muy temprano; por fin
llegó, cogieron las mochilas y mientras subían uno de los profesores los iba
contando, tenían que asegurarse que no faltaba nadie, una vez estaban todos
dentro y sentados, el autobús se puso en marcha. En el camino las que mas
animaban eran las chicas, le pidieron al chofer que pusiera música, la Señorita Benton iba también en
el autobús y se puso a cantar con ellas, los alumnos la miraban, no se lo
podían creer, siempre estaba seria y firme, verla allí cantando como si fuera
uno de ellos les dejo descolocados. Ella se dio cuenta de la impresión que
había causado pero lejos de amilanarse les animaba a seguir cantando.
Durante la mañana fueron a ver los
edificios mas antiguos, después pararon a comer, cuando terminaron les llevaron
a ver un rastrillo que ponían todos los años con figuras y adornos navideños,
algunos compraron recuerdos de la ciudad para llevárselos a sus familias, la
señorita Benton miró el reloj y vio que ya era la hora de volver a la
residencia. El chofer ya estaba esperando en el lugar que le habían indicado y,
lo mismo que por la mañana, según iban subiendo los iban contando; una vez que
comprobaron que no faltaba nadie se pusieron en marcha, pero esta vez no
cantaban porque iban comentando lo que habían visto.
Cuando llegaron a la residencia se fueron
yendo cada uno a su habitación, muchos estaban cansados de la caminata y
querían darse una ducha para relajarse antes de la cena durante la cual la
señorita Benton les anuncio que la primera clase la habían anulado y podrían
levantarse mas tarde, al oír la noticia todos dieron un grito de alegría y
cantaron a la vez “Viva la señorita Benton.” Después de la cena todos se fueron
directos a dormir, estaban derrotados y no tenían ganas de quedarse como otras
noches charlando el vestíbulo.
-Me parece que esta noche no me voy a
quedar dormida antes incluso de acostarme-comentó Sandra-estoy que me caigo de
sueño.
-Me parece que no vas a ser la única-respondió
Sila.
Y efectivamente, casi ni les da tiempo a
ponerse el pijama, se dejaron caer en la cama y se quedaron dormidas.
Al día siguiente tenían agujetas de tanto
caminar, menos mal que la señorita Benton les había dejado dormir un rato mas,
pero aun así estaban soñolientos, los profesores se reían al verlos sentados,
unos apoyaban los codos en el pupitre y se agarraban con las manos la cara,
otros directamente apoyaban la cabeza, era todo un espectáculo, nadie atendía
la clase, los profesores ya lo sabían de otras veces asíque fueron benévolos y
no les dijeron nada.

Estaban ya sentados en la cafetería
desayunando y Katia no hacia mas que mirar la puerta y el reloj, pero Kevin no
aparecía y entonces se empezó a preocupar
-Habrá tenido alguna urgencia y por eso no
ha podido venir-comentó Simon.
-Seguramente. Mas tarde si no se nada de el
le llamare, haber que ha pasado-respondió Katia.
Cuando sonó la campana todos volvieron de
nuevo a las clases. Pasaba el tiempo y Katia seguía sin saber nada de Kevin y
decidió llamarle al móvil, le llamó varias veces pero siempre saltaba el contestador.
-Chicas no hay manera de contactar con
Kevin, yo le llamaría a su casa pero no tengo su numero-les dijo Katia a sus
amigas.
Sila tuvo una idea.
-Si no tienes noticias de el antes de
mañana te acercas al taller donde trabaja y les preguntas.
-Buena idea-contestó Katia.
Era el ultimo día de sesión para Sila con el doctor Morgan antes de comenzar las
vacaciones navideñas, había mejorado bastante y gracias también a la ayuda y al
apoyo del resto de sus compañeros estaba superando la obsesión que había tenido
con Robert, cuando comenzaron a castigarla a Sila el tipo decidió pasar de ella
y comenzó a salir con otras, cuando Katia se entero no pudo por menos que
alegrarse de que aquel energúmeno la dejara en paz. El doctor Morgan la
felicitó las navidades y la invitó a seguir yendo a las sesiones durante un
tiempo cuando empezaran de nuevo las clases.
-Vendré pero menos días porque estoy
perdiendo horas de clase y luego me cuesta mucho recuperarlas-le dio la mano
para despedirse y también le deseo felices fiestas.
Katia aprovechó la hora del desayuno para
acercarse al taller donde trabajaba Kevin, llamó a la puerta y salio un señor
muy amable.
-Buenos días, que desea-preguntó.
-Buenos días, vera, me llamo Katia, ¿esta
Kevin?
-¡Ah! tu eres la joven que sale con el,
pues es que esta enfermo. Ayer llamó su madre para decirnos que no podrá venir
en unos días, ¿no te ha dicho nada?
-Supongo que si no me ha llamado su madre
es porque no debe saber nada de mi, ¿usted seria tan amable de darme el numero
de teléfono de su casa?, es que el móvil le tiene desconectado y no puedo
comunicarme con el.
-Pues claro, espérate un momentito que te
lo busco-el hombre regresó con un papel donde había apuntado el numero y se lo
dio a Katia.
-Muchas gracias señor, que tenga un buen
día.
-De nada jovencita, que tengas un buen día
tu también.
Katia dio media vuelta y se fue en
dirección a las clases, en medio del camino se encontró con Henry, el conserje.
Después de saludarla la preguntó de donde venia pues ya estaban todos en clase.
-Lo se he, pedido permiso a la directora,
he venido a preguntar por Kevin, ayer no le vi en todo el día y su móvil esta
desconectado, así que me he acercado al taller y les he pedido su teléfono de
casa.
-A si, esta mañana al no verle he
preguntado a un compañero suyo y me ha dicho que estaba enfermo-la informó
Henry.
-Bueno Henry te dejo, voy a llamar haber
que le ocurre.
-Muy bien, si hablas con el dale recuerdos
y que espero que no sea nada.
Katia se despidió y salio andando a toda
prisa, tenía que llamar antes de que comenzara la siguiente clase, se metió en
el baño, era el único sitio en ese momento que podía hablar sin que nadie la
molestara, y marcó el número que la habían dado.
-Dígame-escuchó la voz de una mujer al otro
lado del teléfono.
-Buenos días, es usted la madre de Kevin-preguntó
la joven.
-Si soy yo, quien eres tú.
-Me llamo Katia, soy amiga de su hijo de la Universidad, me han
dicho que estaba enfermo y llamo para saber como se encuentra.
-Ahora mismo esta acostado, todavía sigue
con algo de fiebre pero supongo que le bajara durante el día con la medicación
que esta tomando.
-¿Le importaría si me acerco a verle mañana?
Voy a ir a la ciudad y me gustaría verle antes de irme a pasar las fiestas con
mi familia.
-Claro que no me importa, puedes venir
cuando quieras.
Katia la pidió la dirección y después de
darle las gracias se despidió hasta el día siguiente, la primera impresión que
la dio la mujer a Katia fue buena.
Wendy, la hermana de Kevin, estaba
visitando a su hermano, su madre tenia que salir a hacer compras y no quería
dejarle solo, se estaban tomando un café cuando llamo Katia.
-Quien es-preguntó Wendy.
-No se, me ha contado que es una amiga de la Universidad, me ha
parecido por el tono de voz que estaba preocupada.
-¿Kevin nunca te la ha mencionado?
-No nunca-contestó la madre.
-Que raro.
-No se que te parece tan raro, tu hermano
nunca cuenta nada, si alguna vez me intereso por sus cosas el coge y se
encierra en la habitación, nunca me contesta a
ninguna de mis preguntas, habla mas contigo que conmigo.
Entonces Wendy recordó que la había pedido
la llave del piso, la contó que iba a ir con unos amigos a ver unas películas,
pero después de la llamada de Katia empezó a atar cabos, lo de los amigos era
una excusa para no tener que dar explicaciones, si decía que iba a llevar a una
chica al piso Wendy no iba a parar hasta que le contara todo.
“Vaya
con mi hermanito,-pensó mientras tomaba un sorbo de café-y parecía tonto”.
La madre la miraba, no entendía a que venia
el silencio y esa sonrisita de su hija, pero antes de que la diera tiempo a
preguntarla Kevin comenzó a llamarla. Las dos mujeres se acercaron a la
habitación a ver que pasaba.
-Que pasa,-preguntó la madre-te encuentras
mal.
-Tengo mucha sed, por favor me puedes traer
algo de beber, se me ha acabado el agua que tenia aquí.
Wendy le puso de nuevo el termómetro para
comprobar la temperatura, y aprovechando que estaban solos le preguntó quien
era Katia. Kevin parecía haberse recuperado de golpe, la miró a su hermana con
cara de no entender por que su hermana nombro a Katia, que sabía ella de su
chica. Wendy miró el termómetro y comprobó que ya le había bajado la fiebre
-Que sabes tú de Katia-le preguntó a su
hermana.
-Pues que ha llamado muy preocupada, quería
saber como estabas.
-Es cierto, con la fiebre se me ha olvidado
llamarla, esta noche que estoy mejor la llamare.
-No hace falta, mañana viene a verte.
-Que dices… como que mañana viene a verme.
-Pues si, la ha dicho a mama que quería
verte antes de marcharse a ver a su familia, y claro mama le ha dicho que si.
-Es cierto… no me acordaba que el lunes se
va, pero yo quería haber esperado a presentárosla mas adelante cuando
lleváramos mas tiempo saliendo.
-Por eso me pediste la llave del piso he “pillin”,
tu lo que quieres es llevártela a la cama.
Estaban claras sus intenciones al querer
estar con Katia a solas, lo que no le hizo tanta gracia es el comentario que
hizo su hermana, al fin y al cabo ella había sido la primera en estrenar el
piso con el que ahora era su marido, la diferencia es que en su caso fue ella
la que se le llevo a la cama. Iba a contestarla cuando entró la madre con una
botella de zumo, le puso un poco en un vaso y se lo dio para que se lo bebiera,
momento que aprovechó Wendy para despedirse, se estaba haciendo tarde y tenia
que regresar a su casa. Wendy se acerco a su hermano para darle un beso y
aprovechó para decirle algo al oído.
-Me tienes muchas cosas que contar he
“pillin”.
Kevin le echó una sonrisa forzada, el nunca
la preguntó y tampoco le interesó lo que hacia con Thon antes de casarse, no
veía motivo alguno por el que el tenia que decirle lo que hacia o dejaba de
hacer con su chica. Cuando se fue su madre le comentó lo de la llamada de Katia
y su visita al día siguiente, y como sabia que su hijo no iba a decirle nada
por mucho que le preguntara, le dejó solo, tenia cosas que recoger en la casa.